viernes, mayo 25, 2007

Las letras que no retoñan....

Días grises... sufrí la peor de las pérdidas materiales, la de la creación que no volverá, por mucho que me afane en recomponerla. Tenía un cuadernito donde había guardado unos 30 poemas escritos en el último año que, casi de improviso, no pude volver a encontrar.
Versos de dolor y ausencia, manuscritos en salas de espera, fiscalías y plazas; sobre buses, troles y metrotrenes; bajo las estrellas o el techo inclemente.

Escritos libres, tachados o roídos por la autocrítica, tiznados por la negación, imaginados en el sueño o caminando por las calles.. y estampados luego con urgencia antes de dejar escapar las ideas en el tráfago de recuerdos y obligaciones.

Poemas como "Sangre", "La derrota", "Hégira" o "Movedizo". De ellos sólo conservo los nombres, una estela que burla su rememoración.

No sé en qué momento mi caótico cuaderno de poemas desapareció. No sé qué tipo de perdición lo devoró para siempre ni qué ajenos ojos lo mirarán. Versos perdidos, regalados al viento que duelen como esa parte de nosotros mismos que se muere tenuemente bajo las pisadas del tiempo.
(Fotografía: del gran Francisco Cannobio)

lunes, mayo 21, 2007

Recuerdos de mi padre

No sé si sea porque este 2007 se cumplen 10 años desde que mi padre partió, dejándome este vacío gris que no se llena con nada.. No sé si es porque desde hace un tiempo dejé de sentirme niño y me percaté de golpe que debo ser autovalente y complacientemente solitario.

Aún no lo comprendo, así como tampoco su partida...pero en el último tiempo el recuerdo de mi padre ha estado muy presente en mis rutinas, tanto como en los primeros meses luego de su muerte: cuando lo sentía cerca y aparecía incandescente en mis sueños, diciéndome que donde quiera que estaba, todo era hermoso... que no me ahogara en la pena, tomara su relevo y cuidara de mis hermanas.

Ahora siento como si me escuchara cantar solo o como si tomara una tibia ubicación en mi pieza. O como si se hiciera material otra vez en los tantos objetos suyos que alguna vez escondimos con mis hermanas para ahogar el dolor. Sin embargo, con la costra de los años, aparecieron tenues arrojándome a su recuerdo, a su belleza, a su forma de ángel enorme que me acompañó desde mis primeras luces.

Mi padre está en mi voz.. cada vez más similar a la suya; está en mis lentes, el ajedrez que él me enseñó a jugar, en mi postura inclinada, en mi adicción a las caminatas y a las veredas; en mi predilección por los inviernos, mi adicción a Valparaíso y al mar, mi andar en troles y ascensores, el deleite de los vinos y chocolates... en mi insaciable apetito por aprender.

Eso lo heredé de ese hombre que de niño me parecía tan enorme y superhéroe.. pero que fue haciéndose cálidamente terrenal (y real) a medida que crecía y comenzaba a subir mi horizonte al nivel del suyo, cuando me estrellé de súbito con su humanidad tan errante como aleccionadora, su historia de esfuerzos y rigidez, su infancia de caricias metálicas y débiles.. de gestos impertérritos, del hombre que nunca fue acariciado por mi abuelo, "porque no correspondía", y que hasta sus últimos días lo echó en falta; el compañero de juegos y secretos que un día partió súbitamente con una sonrisa y un beso suave, en un viaje que eligió iniciar -cómodo y en paz- en el refugio de mis brazos.

viernes, mayo 11, 2007

Desenchufados para siempre...


...Y sigue arreciando ese torbellino que parece querer borrar el pasado y estarcir sobre sus huellas una imagen de futuro tan neoliberal, como fría y amarga. Después del Riquet (que se sujeta a alguna tenue esperanza), anuncian el fin de los troles, los "carritos con antenas", como les decía desde niño, y, a renglón seguido, las calles de mi infancia se desmoronan.



Una noticia devastadora para el amante de los viejos transportes que se esconde en mi sombra. Soy de los que sacrifica velocidad por nostalgia. Podré demorarme muchos minutos más, pero no hay cómo subir a un trole y avanzar, en su rumbo silencioso, escondido dentro de una capsula del pasado. Movilizarme refugiado por una estética sesentera, precedido del saludo amable de un chofer uniformado (cosa extraña hoy por hoy), viendo la vida pasar desde mi seguro vértice.....y luego bajar y presenciar el lento avance de esas joyas enormes, que parecen dinosaurios metálicos por las estrechas calles del puerto.


Por las pérdidas de pasajeros (100 mil desde febrero hasta ahora, luego de que el estallido de Calle Serrano arrasara también con los postes y cables de los troles), y las mermas económicas (unos 20 millones pesos al mes), el 15 de junio próximo los troles serían desconectados para siempre y pasarán a ese cementerio simbólico -como el de la foto, abajo- donde descansan en un sueño perenne los tranvías, unos 30 ascensores (hoy sólo quedan 15) y el ideario de una ciudad que solía reconciliar la funcionalidad y la estética.

viernes, mayo 04, 2007

Las grietas

Nací del acoplamiento
Y por el límite vivo
Divina tierra,
lamo los mapas y su lodo
Como la piel que no tuve
Peco hasta la profundidad
Fragmento por fragmento
Ellos lo llaman las heridas,
pero son las grietas

Ofrendo a gea los temblores
Casi hasta la perplejidad
Consume los rasgos
De mi linaje-bestia
Encuentro las fauces
en el concreto
En ella avizoro la religión cautiva
Me abrevo de sangría,
tejidos en el lodo
Como costras secas
Soy de los otros.

Ella me llama a la raíz,
desnudo en la mies
Tirita al costado débil, bestia,
urbana, babilonia
Es la líquido sin carga religiosa. Piela
Creímos por siglos,
genuflecto por décadas.
A la luz de la virgen azul, sin papel
Ella me dio forma
desde los cristales,
me hizo cuerdo
En lo inconexo.