viernes, diciembre 22, 2006

La profetisa silenciada por la locura oficial

Dicen que deambulaba con la vista perdida, y en dirección al cielo. Casandra, hija de Hécuba y Príamos, ambos los reyes de Troya, desde niña y por un regalo mítico de Apolo (de quien fue sacerdotisa) tuvo el mágicamente maldito don de predecir catástrofes y desastres. Algunos la escuchaban con lágrimas, mientras ella les tomaba suvamente la mano y, con una mezcla de dulce parquedad, decretaba muertes, enfermedades, sequías, cosechas arrasadas por las lluvias o insalvables penas de amor.

Su docilidad mezclada con fuego rápidamente atrajo a Apolo, el Dios que le regaló el don de la profecía para agradecerle por su belleza: se enamoró perdidamente de Casandra, pero ella lo rechazó, tal vez porque no se sentía digna de su grandiosidad. Jamás el Dios había sufrido así por desamor ni por indiferencia. Su ígnea obsesión pronto se transformó en aversión hacia Casandra. Herido por el rechazo, Apolo hizo caer sobre la bella profetisa la maldición de la credibilidad rota: ya nadie volvería a dar crédito a sus pronósticos y la sindicarían como hermosa orate que voceaba presagios vacíos, profecías rotas... la agorera incoherente.

Pero la visionaria tuvo su momento de pequeña venganza ante quienes no la creían cuerda. Anunció la caída de Troya con meses de anticipación, ante la risa de los troyanos que se creían invencibles.
Pero cuando la ciudad de los muros fue burdamente penetrada por el ejército enemigo oculto en un caballo colosal, Casandra sonrió brevemente. Duante el ataque, y lejos de la protección de la diosa Atenea, Casandra fue secuestrada y violada por Ayax, hijo de Oileo. El pecado del guerrero le costó la vida: fue vengada por Poseidón, quien acabó con la vida de Ayax causando una tormenta en las rocas Giras mientras se hacía a la mar.
Aunque el destino de Casandra no sería el mejor. Catalogada como "yeta", fue entregada como concubina a Agamenón y murió, junto con él, a manos de su celosa esposa Clitemnestra y su amante, Egisto.

sábado, diciembre 16, 2006

Palestina al borde de la Guerra Civil

Como si el histórico conflicto con los israleíes fuera poco, los palestinos han alcanzado, por estos días, el nádir de la cruenta pugna por el liderzgo y la representación política de la nación árabe. El llamado del presidente Mahmoud Abbas a adelantar los comicios fue interpretado como una provocación por Hamas , un grupo integrista clarical que no cree en el voto ni en el reconocimiento de Israel como Estado, y su líder Ismail Haniyeh.



Así las cosas, las milicias de Hamas han salido a enfrentarse con las de Al Fatah, a lo largo de Cisjornaia y en puntos de la Franja de Gaza, en una verdadera Jihad al interior de los terrtorios palestinos. El problema es que ambos grupos comparten puestos en el gobierno de unidad nacional propiciado por el Presidente Abbas. Con las rencillas y sus represalias sumadas, difícil será alcanzar una posición común para avanzar en los cronogramas fijados por la Hoja de Ruta, sobre todo si Hamas prosigue con una postura reticente frente al gobierno de Ehud Olmert.

Israel, en tanto, toma palco y se frotas las manos con el fratricidio. Para ellos, es más fácil personificarse como mediadores distantes y escépticos de un conflicto interno (en el que ellos participan tangencialmente).


¿En qué acabará todo? De seguro, en el debilitamiento de Palestina como una nación con pretensiones serias de convertirse en un Estado, a los ojos del mundo, sobre todo de los países europeos que se han convertido en sus principales financistas. Probablemente las trifulcas desemboquen en una guerra civil que acabe por desmoronar el legado de los fundamentos sólidos que grano a grano, bala a bala, humillación a humillación construyó por años Yasser Arafat.

martes, diciembre 12, 2006

Quemando imágenes en la pira de Pinochet


La muerte de Pinochet me sorprendió en el norte. Me había escapado, en uno de mis fines de semana de fugitivo, a visitar a un grupo de amigos de La Serena. Había logrado bien mi cometido de huir casi secretamente de la esclavitud de mi trabajo. De pronto, en la idílica (y aún discretamente no pretenciosa) playa Guanaqueros, cuando el sonido monocorde del mar, una copa de mango sour y un buen libro de cuentos cortos, me ayudaban a disipar voces, caras, imágenes recurrentes, obligaciones, deudas, gentío y pulsiones mecánicas, timbran mi teléfono: "Se murió Pinocho... por fin!".



Derrumbe de la calma, hambre periodística, exaltación de mi sangre opositora al régimen, avisar a los amigos....y 5 minutos más, de vuelta al trabajo: simular que me encontraba en alguna celebración masiva, rodeado de letreros, champañas y un carro lanzagases expectante. Todo en vivo para la misma radio que crecí escuchando. Colgué y de inmediato: Fashback/20 años atrás, mi abuela tarareando alguna melodía en la cocina...mientras yo la oía a lo lejos, sentado apenas en el sofá grande de la casa... Ella, entre las ollas y el aceite crepitando... Sergio Campos, embuido en el sonido de tambores histéricos: "El Diario de Cooperativa está llamando...", hablaba de desaparecidos, de baleados, de cadáveres, de los opositores, de sangre que corría a raudales... Mi abuela algo intentaba explicarme, mientras suspiraba, como en un diálogo consigo misma, por atrocidades que yo no entendía. Incomprensibles, como el hecho de tener un Presidente vestido de militar.... "¿Por qué, abuelita?": "porque este señor no fue elegido como otros presidentes, él es un general del Ejército, que traicionó al anterior presidente, que murió dentro de La Moneda en llamas". Códigos y más códigos, secretismos, una estética marcial y chilenizada hasta el paroxismo en todo, un Mandatario que hablaba golpeado y con el ceño fruncido, siempre peinado y amedrentador..."Aquí no se mueve ni una hoja sin que yo lo sepa".


Todas esas pequeñas fotografías, compuestas por borrosas imágenes, sonidos viejos, olor a goma quemada del Metro antiguo, a poleritas planchadas, a pelota de plástico, a mi aromo favorito....donde me colgaba como el Hombre Araña. Imágenes del Papa Juan Pablo II (del que estuve a escasos metros y se me manifestó como un santo radiante, en mi óptica infantil), el Challenger que se hacía pedazos mientras mi madre lloraba, el terremoto del 85, las navidades siempre mágicas, complicidad con mis hermanas, las manos grandes de mi padre... y siempre al fondo, Pinochet... el Presidente que parecía ser eterno y tan terrible. El líder castigador al que todos temían y referían de reojo y con la cara gacha, el de voz nasal y profunda... Hoy muere y con él regresan de lejos los recuerdos.. como en un remolino de vivencias que parece alejarse para siempre.


Eso es para mí Pinochet, más allá de la profunda aversión que siento por su figura, su régimen y sus horribles masacres, el ex dictador es un personaje clave que define, probablemente, la retórica de sometimiento y minimización con la que tuve que crecer y lidiar desde niño. Me recuerda a los chilenos de entonces que hablaban más agudo y se ruborizaban al referirse sobre sexo o política, la educación positivista de estímulo-respuesta y profesores golpeadores, las bombas lacrimógenas y sus remedios caseros (sal y más sal)..... y la imagen del extraño general-presidente-metálico-parecido a Darth Vader, que no parecía salir nunca de su personaje, al menos, no desde los bordes de mi mundo de niño ingenuo, ajeno a todo lo que ocurría fuera de mi burbuja de aterciopelada infancia.

viernes, diciembre 01, 2006

Palestina Libre!