miércoles, enero 31, 2007

The body in pain


Se aburrió del sadomasoquismo, la tortura y las técnicas represivas de las brujas. Elaine Scarry, la autora más renombrada en temas de dolor y sufrimiento, desde que publicó su magistral obra "The body in pain" (que intentaba comprobar cómo el dolor físico se convierte en dolor colectivo) ahora estudia los efectos de la interposición electromagnética de aviones que causan la caída de otros.
Según su teoría, si dos naves despegan a la vez en un ángulo de ciertos grados, con la misma intensidad gravitacional, pueden causar que uno caiga a tierra.. como ya ha sucedido en Miami y Nueva York. Algo que el gobierno norteamericano oculta bajo siete llaves, porque podría dañar irreversiblemente a la muy rentable y aliada política industria aeronáutica.
Elaine Scarry sabe como causar y teorizar el dolor, pero en su jardín de flores la profesora de Harvard se desvive con curiosa compulsión porque los pétales de sus gardenias no den sombra a las violetas para que no se marchiten. No soporta ver morir a las flores, con la misma desesperación y frustración con la que no tolera la política destructiva del gobierno de Bush en Afganistán e Irak.

lunes, enero 01, 2007

Hace un año fui al pasado y regresé sediento...

Hace casi un año conocí Lo Abarca y desde entonces no puedo olvidarlo. Para quienes nunca han oído hablar de este pueblo semi perdido en la pátina costera, se trata de un caserío ubicado al interior de la nueva ruta que conecta Cartagena y Algarrobo, y que parece no haber sido tocado por el paso del tiempo.


A Lo Abarca llegué casi por accidente. Iba de paseo por el "litoral de los poetas" con amigos, cuando, de pronto, un discreto letrero oxidado en la vera del camino, advertía sobre este pueblo.
En un pequeño desvío de asfalto rajado por el sol inclemente, proseguimos unos kilómetros, y la sensación fue la de atravesar el camino hacia un pueblo fantasma. Casas abandonadas en la ruta, árboles secos , pequeñas capillas enfrentando el horizonte lejano.... vacías, desmemoriadas y tristes.
Finalmente, en la plaza, algo de vida advertía, paradógicamente, un pequeño cementerio y la virgen retocada por unas cuantas viudas (asumo). Ellas permanecían en el pueblo y se asomaban sigilosas por las ventanas polvorientas de sus caserones de madera. Nos miraban como extraños, nos quierían lejos pronto....podíamos advertirlo por sus miradas esquivas.
Hacia el final, la iglesia retocada. Murales con mensajes de un Dios castigador, que siempre observa y no se va con la noche.

De pronto, doblaron las roncas campanas trizadas de la iglesia y unas 10 señoras vestidas con colores oscuros se pusieron sus mantos y chales para correr apresuradas, casi flotando en puntillas, por el rezo diario. La cruz se sientía fuerte en el pueblito que la modernidad no ha tocado y que sólo yace muerta en el cadáver de una citroneta.

No había nada más: caballos que corrían libres a lo lejos, niños avergonzados que jugaban a los dados y a las bolitas. Un letrero del antiguo plebiscito del Sí y el No que servía de techo a una gruta con velas siempre encendidas.. Y Dios, que parecía cohabitar con los silencios ahogados, en un pueblo casi ausente en los mapas del Chile recobrado.