lunes, enero 01, 2007

Hace un año fui al pasado y regresé sediento...

Hace casi un año conocí Lo Abarca y desde entonces no puedo olvidarlo. Para quienes nunca han oído hablar de este pueblo semi perdido en la pátina costera, se trata de un caserío ubicado al interior de la nueva ruta que conecta Cartagena y Algarrobo, y que parece no haber sido tocado por el paso del tiempo.


A Lo Abarca llegué casi por accidente. Iba de paseo por el "litoral de los poetas" con amigos, cuando, de pronto, un discreto letrero oxidado en la vera del camino, advertía sobre este pueblo.
En un pequeño desvío de asfalto rajado por el sol inclemente, proseguimos unos kilómetros, y la sensación fue la de atravesar el camino hacia un pueblo fantasma. Casas abandonadas en la ruta, árboles secos , pequeñas capillas enfrentando el horizonte lejano.... vacías, desmemoriadas y tristes.
Finalmente, en la plaza, algo de vida advertía, paradógicamente, un pequeño cementerio y la virgen retocada por unas cuantas viudas (asumo). Ellas permanecían en el pueblo y se asomaban sigilosas por las ventanas polvorientas de sus caserones de madera. Nos miraban como extraños, nos quierían lejos pronto....podíamos advertirlo por sus miradas esquivas.
Hacia el final, la iglesia retocada. Murales con mensajes de un Dios castigador, que siempre observa y no se va con la noche.

De pronto, doblaron las roncas campanas trizadas de la iglesia y unas 10 señoras vestidas con colores oscuros se pusieron sus mantos y chales para correr apresuradas, casi flotando en puntillas, por el rezo diario. La cruz se sientía fuerte en el pueblito que la modernidad no ha tocado y que sólo yace muerta en el cadáver de una citroneta.

No había nada más: caballos que corrían libres a lo lejos, niños avergonzados que jugaban a los dados y a las bolitas. Un letrero del antiguo plebiscito del Sí y el No que servía de techo a una gruta con velas siempre encendidas.. Y Dios, que parecía cohabitar con los silencios ahogados, en un pueblo casi ausente en los mapas del Chile recobrado.

5 Comentarios:

A la/s 10:00 p. m., Blogger smoked eyes dijo...

Oh mi querido , me acordé de Comala, el mìtico pueblo de Juan Rulfo, ese desperfilado y autoflagelante mexicano que como los grandes escritores: la mayor parte de lo que escribió lo destruyó.

besos

 
A la/s 10:33 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

De verdad que da la impresión de un viaje al pasado, un pueblo en el cual el tiempo se detuvo en un minuto... como esas historias de la Dimensión Desconocida.
Da un poco de miedo.
Un abrazo y feliz 2007!

 
A la/s 6:09 p. m., Blogger Udo dijo...

Me fascinan esos "pueblos fantasmas", donde la modernidad no los ha tocado uno se siente descubridor de ellos, creo que si nada me atara, si venciera mi cobardía y estuviese dispuesto a renunciar a todo, iría tras estos pueblos fantasmas...
También muchas felicidades para tí en este 2007, un abrazo, nos vemos.
Sal-udo.

 
A la/s 8:48 p. m., Blogger Gonzalo Villar Bordones dijo...

Gracias Manuel, por llevarnos con tu mirada.

 
A la/s 3:09 p. m., Blogger Pelusa dijo...

Que maravilloso viaje, qué maravilloso pueblo. Y pensar que está sólo a un par de horas de esta bulliciosa ciudad. La citroneta me hizo recordar mi infancia porque mi papá tuvo una exactamente igual, hasta del mismo color. ¡¡Que lindo recuerdo!!
Gracias por llevarnos hasta ese lugar.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal