tag:blogger.com,1999:blog-124095802024-03-07T03:50:28.780-03:00Secretos abiertosManuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.comBlogger95125tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-43889595352059340572009-10-27T09:13:00.006-03:002009-10-27T09:43:31.846-03:00La ciudad que desaparece bajo la piel<img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5397252046070027474" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg68tM9QuxtIkRzxnqMFPlieE3q9wCgvUeMtHvehcNPniGNg0cHVrWfzrOlj9Ay_oMpYfXA64fE0IpAHdwd0Ql8fvEIErT_itPZAnpuSCN-tw7l9G6gMpB3aHrknqiLzbDOgrh-/s320/Imagen+065.jpg" /><br />El violento paso del mal llamado "progreso" va dejando sus heridas en la ciudad que conocí de niño.. y que lentamente comienza a morir bajo su nueva piel de hormigón y espejos. El Valparaíso de antaño, que se movía lento al ritmo de troles, ascensores y barcos entrando seguros e imponentes por la bahía, está dando paso a una urbe que sucumbe a la sed inmobiliaria, impuesta por la nueva moda de vivir en la ciudad de los cerros... Lo peor es que a nadie parece importarle demasiado, mientras no afecte el cómodo metro cuadadro.<br /><p align="justify">Ayer recorrí con tristeza el antiguo edificio de la Chilena Tabacos. El clásico inmueble moderno en curva de Avenida Colón que resistió el terremoto y representaba el signo de un Valparaíso que se abría a las industrias en los 60. Hoy está siendo demolido porque el terreno fue vendido a una inmobiliaria que levantará dos inmensas torres de departamentos: el privilegio de la vista para unos pocos a cambio de un símbolo permanente de vejación patrimonial. ¿Y alguien dice algo? Fuera de los grupos ciudadanos que dan la pelea en el Concejo Municipal, parece que el tema no despierta las suficientes conciencias. Los ciudadanos de pie se desviven por asuntos cotidianos, como el vecino que hizo un segundo piso y tapó en centímetros la vista a la bahía... pero, ¿no interesan, acaso, los efectos verdaderamente violentos de moles de concreto que amenazan con convertir a Valparaíso en un enjambre de edificios sin estilo?</p><br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5397253206568285602" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6GaQAH_lcqnefJv5u5JrgQrixQ9EMDT3VXyTZDSM9SitmyCUhBBJkHdI-JckPJSk1XRw8gQWlSnIeGRuWhjGUmeWqbyRWPpLXxG9CLi_dW_cXlf8GTcTOWlzYWjd-wbDb0T6z/s320/Imagen+080.jpg" /><br /><br /><div align="justify">Mi recorrido siguió por el ya extinto Hospital Alemán, el lugar donde nací hace 30 años. El que fuera el recinto hospitalario de la clase media porteña (en vías de extinción) hoy se ofrece para el apetito de las constructoras que no harán otra cosa que levantar edificios de lofts y snobbismos parecidos. Con ello, vuela de un plumazo la historia de vida de tantos porteños que recuerdan su maternidad como si fuese el primer hogar. La junta de accionistas dice que las cuentas no cuadraron, y que es más rentable instalarse en otro sitio, como Viña del Mar. Seguramente el terreno será otra conquista para el red set que ha capitalizado el cerro Alegre con sus reductos de aspiración y arribismos... pero con la suficiente paz mental que podría darles una ciudad pobre como Valparaíso, en el contexto de las luchas sociales de antaño que siguen alimentando el discurso vital de su permanencia política.</div><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 240px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5397252819528098882" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTPxAYX5IJfmWBF1ng7o2iK_pZsAD0qcJP7WUy70d2EK8jlGDGydvGxOqxYn8IOsuYjcAxRV_ztbubXGaK3WKCsdiiAunSrP8kcBSSGUWmTr0hmUTizcw2nL3MEMh_MdVQwwUP/s320/P2030209.JPG" /> <div align="justify">La última parada del triste recorrido: el ascensor Villaseca, el segundo más alto del puerto, después del Mariposa (recientemente cerrado). Se convirtió en un cúmulo de fierros oxidados luego de que construyeron la aberración de túnel y viaducto sobre Avenida Altamirano. Recuerdo una tarde con mi madre, hace más de 20 años, cuando tomamos el ascensor... íbamos de visita donde una amiga de ella que tejía verdaderos fardos de lana junto a su gato negro. Comimos roscas y tomamos té (de tetera), mientras el atardeceder encendía el puerto de antaño. Luego bajamos raudos por el mismo "trencito vertical" que hoy se convierte en óxido y pátina. El hermoso funicular que muere mientras la bahía desaparece tras la sombra de los edificios que, en pocos años, se convertirán en el telón de concreto para lo que fue el más bello anfiteatro del Pacífico. </div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-28260431822054751382009-05-17T19:35:00.010-04:002011-03-09T11:13:17.949-03:00Tía Sonia<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXKDTGW_n4AgCrMIlTevMCJFicCzeMLGSTD0Qpupxb5m393e4-lo2m5QX5zGNSkV9FfCEqTp2Frt-xtwcF91EYGmDfXofiw7_E7tY-71pvgqrwomSx2YgQy6cqOZDbprLpk_as/s1600-h/t%C3%ADa.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; DISPLAY: block; HEIGHT: 180px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5343270496184997666" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXKDTGW_n4AgCrMIlTevMCJFicCzeMLGSTD0Qpupxb5m393e4-lo2m5QX5zGNSkV9FfCEqTp2Frt-xtwcF91EYGmDfXofiw7_E7tY-71pvgqrwomSx2YgQy6cqOZDbprLpk_as/s320/t%C3%ADa.jpg" /></a> <div align="justify"></div><div align="justify">De mi Tía Sonia tengo tantos recuerdos como historias. Pienso en su voz, en su delantal de enfermera siempre blanco, en su marcado temperamento y de pronto todo retrocede 15, 20 años atrás y la veo llevándome de la mano a la playa de Caleta Abarca. La repito comprándome lápices, camisas, helados.. o dándome secretas y cómplices monedas cuando me despedía de ella en la puerta los domingos.<br /><br />A medida de que los años avanzaron su presencia se fue delineando aún más. Recuerdo que cuando mi mamá se fue ella se convirtió en una madre desde lejos y cerca. Disciplinó algunos de mis pasos adolescentes, sus visitas aumentaron la frecuencia y, al tiempo, comencé a beber de su carácter, su forma de ver la vida, su determinación. Me enorgullecía llevar su lunar en la nariz y admiraba su valentía frente al dolor físico. Quizá lo mismo transmitió en las inyecciones y vacunas que inoculó muchísimas veces en los brazos de toda la familia.<br /></div><br /><div align="justify">Luego, al partir mi padre, revivo la imagen de mi Tía Sonia destruyéndose en desesperación por apenas un minuto, para luego respirar muy hondo y asumir las determinaciones. Su frialdad de enfermera actuó en un parpadeo: rápidamente lo dispuso todo con el único propósito de que el dolor fuese lo más leve posible para los tres hermanos que lo perdían todo. Desde entonces, su maternidad fue absoluta.<br /><br />Mi Tía Sonia es tal vez la única persona que me expresó orgullo por alguno de mis logros. Fue la única que estuvo pendiente de las noticias de su sobrino en la radio. Fue la que secretamente supervisaba mi crecimiento. La que me contuvo en los mayores dolores y la que me enseñó a no llorar "por fuera".<br /><br />Este viernes mi Tía partió silenciosamente. Tal como siempre dibujó su vida, lo hizo casi en secreto a sólo horas de ser dada de alta. Se fue con la historia de la familia en los ojos. Nos dejó con sus misterios y el dolor abierto. Sin embargo, paradójicamente, su partida me reveló algo que sólo ahora alcanzo a comprender: este viernes no perdí a la tía de siempre, sino despedí a una verdadera madre, a la engendradora, la que siempre me refugio en su calor y en su disimulo. Sin muchas palabras ni caricias, fue la que me dio un espejo y una brújula, la que me dio calor cuando hizo más frío. Fue ella, con sus ojos y su sonrisa discreta, la que me hizo sentir seguro para crecer.</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-15759804271888397632009-03-17T14:37:00.015-04:002009-03-18T09:34:29.260-04:00Olor a cariño<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGvIZ-5y156yXS6Ivfdcs9A-_2Nu2kAPbRt336pcPgnKnbGUyuOIttaAZd4OkWuTAX-NEd8EWao8mikU0F3gupx3yOOnAlS-YLWoCw59k4uax8Ujst8G4CkbFI0eIVm39hSwpI/s1600-h/yogurt_casero_2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314233717988050130" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 282px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGvIZ-5y156yXS6Ivfdcs9A-_2Nu2kAPbRt336pcPgnKnbGUyuOIttaAZd4OkWuTAX-NEd8EWao8mikU0F3gupx3yOOnAlS-YLWoCw59k4uax8Ujst8G4CkbFI0eIVm39hSwpI/s320/yogurt_casero_2.jpg" border="0" /></a><br /><div><div><div align="justify"></div><div align="justify">Camino por un cerro de Valparaíso, una tarde de jueves. Sigo el trayecto de las calles torcidas y traviesas, que desafían la gravedad y nos convierten en acróbatas. De pronto, huelo desde una casa de latón verde olor a té, pan tostado y un queque recién horneado. Me detengo y con disimulo miro por la ventana. Diviso a una señora llevando las tazas y platos, disponiendo el queque en la mesa, el azucarero, los "batidos" en la panera, la mantequilla y la palta. De pronto, gira sobre sí misma y llama a sus hijos a "tomar once". Todos bajan y se sientan. El olor se hace más fuerte y me lleva 20 años atrás...</div><div><br /></div><div align="justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314233456318426498" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 356px; CURSOR: hand; HEIGHT: 255px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggwxp5jlGGfjfzg6mD7L2_bLNK85LVlOrv13lnhFBP4JNBtfLTbccfruVI6bHiQv6ixnQBWsqW7r5Tm-AVK7Pcw9Tb4blX8s9yRBn1aCQOwfK-04mCQkkdrlYB32m57UMj9Q19/s320/palta.bmp" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Qué nítido se dibuja el recuerdo de mi madre preparando el té mientras yo consumía mis juegos de niño en la tierra y en el barro... Ella miraba de lejos, preparaba algo rico. Podían ser roscas, panqueques o una torta de piña. Las delicias siempre eran una sorpresa. No revelaba nada. Sólo la veía de reojo enmantequillando el molde redondo del queque, batiendo huevos o vertiendo la leche... siempre con una sonrisa ansiosa, con la anticipación bajo la piel. El misterio terminaba cuando nos llamaba a "tomar once". Con mi hermana dejábamos los juguetes y los mundos construidos en cinco minutos, corríamos prestos y esperábamos que apareciera ella, con el manjar que tallaba sonrisas anchas en sus hijos. </div><br /><br /><div align="justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314231796157747298" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 337px; CURSOR: hand; HEIGHT: 251px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKvhUNqtP-H8dvt5AuZiVMOUTpWXrMZCWoBpi9Bwg9xlWF0mkexh5PPhD2jeXKsf0Rpd0kQK7HHXA-SCwrxqqeqtWwZqELABxFt2qrzTx7qImn55Phua1Zx4JenW93BvbUmDDb/s320/quequito.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><p align="justify">Recuerdo también a mi abuela. Molía con ímpetu paltas. "Sólo Hass", decía. Les ponía un poco de aceite y sal y las llevaba a la mesa. Nada más exquisito, pienso ahora, que una marraqueta con la palta de mi abuela Sara. Nada mejor que un té de las pequeñas teteras casi extintas hoy. Nada igual al sonido de las cucharas mezclando el azúcar, mientras "Cine en su casa" o "Tardes de Cine" escapaban de los televisores con antenas. </p><div align="justify"></div><div align="justify">Más adelante fue mi hermana mayor la que freía y revolvía huevos, esparcía orégano y sal, y lo ofrecía aún con el sonido del aceite crepitando para acompañarlo del pan crujente de la tarde.</div><p align="justify"> </p><div align="justify"></div><div align="justify">Mi abuela, mi madre, mi hermana, las mujeres de mi infancia...siempre creando, cocinando, entregando, queriendo con el suave pincel de los sabores, texturas, olor y colores.</div><br /><div align="justify"></div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5314233541462020978" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 339px; CURSOR: hand; HEIGHT: 210px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsF_G8lajMzFlmosTKgArn4GBJxTCGAJG9VCIYTw6yttpUylOXIh_-QQ8iVK2dODkc-8vC9e___-JeaEo0VJwpCtOxn7XoZhni8f56KSauGQZBnTlA7vxR1Z5m3SFFMS80k5NX/s320/valpo.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Hoy camino por Valparaíso y veo a las mamás que van a buscar a sus hijos al colegio. Diviso a las mujeres que compran el pan. Escucho de pasada a las que conversan sobre lo que harán de almuerzo al día siguiente. Huelo la vida, el olor a cariño, esos tonos adheridos a la memoria emotiva. Los pequeños recuerdos que jamás se olvidan.</div></div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-24336874996554237892009-03-01T23:35:00.033-03:002009-03-03T23:06:54.283-03:00El Persa anacrónico<div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308419213763033906" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 326px; CURSOR: hand; HEIGHT: 232px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPLRfrgX2Rc5dN0BisNpOOE4bMPL0cZVaUvXATToiawGi0I8pUJDVutsWbtj-ZO1pt_08JJZBcIanveh1OK-UWG1I_3kCG5jnttdc79Y3ux73-e4KoJNyK98Xq2tZx22qT-eYx/s320/IMG_3373.jpg" border="0" /><br />El Persa Biobío oculta sus secretos bajo el polvo. Teje con la pátina de los cuadros un relato paralelo al de la compraventa, entre el óxido de los yelmos y espadas sin blandir, en la mezcla del polvo de bergeres, juegos de té, muñecas de porcelana gastada y las páginas amarillas de los cientos de libros. Todo se conjuga entre el desuso, la vejez y la belleza.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308421292544750114" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 250px; CURSOR: hand; HEIGHT: 298px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQKU_OyGR_QTn1nw9Z9XazOs_mmGbF3dOu5G8LZj9lrJOsxDpGu6sxxfkj29Z-wG02PQXqM4PWimB08gAikTVeFooWDYl58gF8upovVxD1cJLxLG52OblmQdRU0MO5WuAY9TzM/s320/IMG_3365.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308420402540547234" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 259px; CURSOR: hand; HEIGHT: 220px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqg-p2w8Aq69U5Bo1ywGkhk0_nfLY3Nc-HAYuTI4vWmBSfxj-jftucloL7wGzrVtceN0SrGV3DaSFOcEvbnEH9pProVvdd1AC6xBDI4IawrQSHK82XpT7b1o2lSeztT7l9_Bs3/s320/IMG_3359.jpg" border="0" /><br />Cada domingo se instalan en ese tren de bodegas viejas cientos de comerciantes embebidos en un objetivo simultáneo al del dinero. Parecen poseídos por la nostalgia, distraídos en el peso de los tesoros que ofertan. Conocen a Almodóvar, historias secretas de Hitler cuando escribió "Mi Lucha", releen un Fortín Mapocho que acusa a Pinochet de "Mal Actor" como si titulara noticias frescas. Tararean canciones francesas de posfuerra. Fuman pipas. Lustran camafeos. Otro tiempo, otro lugar. Tal vez señalado por un fino reloj detenido que vale más por su marco de ónix que por su funcionalidad.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308420841450442114" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 212px; CURSOR: hand; HEIGHT: 254px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTyYSO54nLdeLjJT_QyoaoLv0eDBzuQ8b7qsisGhc01-SI-UkkyMtnriVIoO6R3IcF8hvYtN1M3ug9gT-w5weHuzX2kROke9I5OcmiD03BqOOKI_BWa6BGbxnKjWP1Su_Qqrpz/s320/IMG_3358.jpg" border="0" /> <div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308415470162905298" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 212px; CURSOR: hand; HEIGHT: 245px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_Va-Pfnt5ukI_x4oMNkUH13tiF0crnpiU_dGBnpJ_BwhLN51o7oD1iAcI7TUcGz7UqPp5zUh1nqctvmsn8ruZTMykgTUR3SZ4grye6lGma7E40DEaQ71Fm_J1vTB2eDmTeZZS/s320/IMG_4084.jpg" border="0" /></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br />En otra esquina, una victrola grita a María Callas. Al frente, un hombre joven oferta películas XXX a un grupo de parroquianos con la mirada encendida. Más allá, juguetes de plástico fluorecente, películas usadas, máscaras de Darth Vader que sujetan inciensos de Nag Champa. A la izquierda se abre una peluquería que atiende a un señor dormido en la butaca. Pastiche, mezcolanza, acuarela de épocas, voces y locuras dentro de los bodegones o fuera de ellos, en esas callecitas de adoquines que entrelazan el laberinto y se cubren de revistas Triunfo, parachoques, reproducciones de Dalí y repuestos de autos viejos.<br /><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308417324646299922" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 296px; CURSOR: hand; HEIGHT: 218px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd5E_-sgtp_IqYOa7Or_Ixj9MgVptXP8esxA2pAxeWk15qyxFPysc1Xpheu78o-ELDZLslGBDvC4iIkKaleBwp6gdz5unU4776A_tFclMHd5PnzOPV3quUqPiTdadoj5p-x0zq/s320/IMG_3350.jpg" border="0" /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOjaNrFOH2n1V3O-sburWeGeUoGKZjelv6f5heItpDU1tX_ZT9SiDO1mnaJ3EdPnnlwXmAy2goQhKHFgxJxhW7m-IshwAst6O2vFaa7tFxIgaNweQFAcDoHCFyyXM58oX4YS6w/s1600-h/IMG_3357.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308420061807391570" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 301px; CURSOR: hand; HEIGHT: 209px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOjaNrFOH2n1V3O-sburWeGeUoGKZjelv6f5heItpDU1tX_ZT9SiDO1mnaJ3EdPnnlwXmAy2goQhKHFgxJxhW7m-IshwAst6O2vFaa7tFxIgaNweQFAcDoHCFyyXM58oX4YS6w/s320/IMG_3357.jpg" border="0" /></a><br />Pese a todo el cóctel de estilos, edades e historias, los objetos y sus transitorios dueños parecen ordenarse por acomodo. Los viejos que venden muebles finísimos (que no se dejan ir) se ubican en el ala sur. Comparten las vitrinas de opaca elegancia, refrigeradores setenteros, estantes, roperos y libreros. Hablan el idioma de lo pretérito. Recuerdan la antigua política con sus Topazes arrugadas. Se ríen de una caricatura del Almirante Merino borracho. No quitan el polvo, menos pulen: el deterioro lo aquilata todo.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308419826128540754" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 299px; CURSOR: hand; HEIGHT: 219px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVxLNfPYdW5BHkRNpL8ME58Fiua-EQIsoNTcEs7EP5mYeIZcvSEwPprdST8ZHZoLNt6oQGM4WSy3OWOGVVqpoLuwtGmtVw6Y17EP5N3n-0MhrhNxC-XGGloQgMo6RTSc9iVrOR/s320/IMG_3356.jpg" border="0" /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308416221014356178" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 291px; CURSOR: hand; HEIGHT: 207px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgva9sS8d3ogaOy9GCBFSx-6JyBkFyXIF_B1oetCXP06I6G0sQ5CMrDMmFkxgTfP2cu4fArCqhiYtqYoQ8nbuPvutDAgaDxMKKFXg-MfoJnEL0GOqY2dgsDqhmA4wVU8oUuwwPu/s320/IMG_4089.jpg" border="0" /><br />En el sector contrario, conviven los que comercian tecnología, juegos de computador y artefactos que años más tarde acompañarán a los abandonados Ataris y consolas que parecen rogar atención, en un rincón-cementerio. Se congregan los amantes de lo nuevo, pasmados en cofradía con PSPs, Play Stations y simuladores. Parecen anacrónicos con el homenaje al pasado. Mueren en su duración, al hablar del futuro que se diluye más rápido aquí.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308417710034451762" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 294px; CURSOR: hand; HEIGHT: 226px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBYawlSh3Mo4212460wjaD-asKgwbx5YUy6ZNbbXgC2fUaP9upvQ66IqOWdJ6MJlFmVB0FnI1ifjgLJqNpFsP_MjTcyzxBR6z_z4XkMQjpn5KRvdUnMgvn0sGFxYRs_-BXuqZs/s320/IMG_3371.jpg" border="0" /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308415181144490338" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 289px; CURSOR: hand; HEIGHT: 218px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlpZNZ2MMpA9jkvUSaaGrFel4IdcpGkV2Bjsh8LM6ekW_uHCstqNRnwLLzsrlCRtuh4PaOaRsXBklzZjz15z8Gd19n1CA8oVP_RBKUXFj2BSwzb10J8G4cw4RB9315ZjT2YYqo/s320/IMG_4082.jpg" border="0" /><br />Y entre canciones perdidas, una pareja gótica que ofrece discos de Cocteau Twins en un mantel amarillo, dos abuelitos que hablan de Baudelaire mientras ella vende pipas y él exhibe tesoros militares... en esos devenires avanza la tarde en el Biobío. El templo que tributa al pasado y no deja entrar pulcros conceptos de orden, en su sinsentido cargado de vidas que no están y dejaron sus objetos como testigos para dar oxígeno a la memoria.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308415704877852082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 289px; CURSOR: hand; HEIGHT: 206px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAIRlQPo7Nu5T9VrPmLsB9DN_CRrbH3hjiHk3910YPY6YRFCCJ6FRJlBtKFaM35Yu8hqwDgqo8hLafVNuWLu8QXo-JL50_GikwvIuOHRerMFwvtxjSyG2ofPqh19_uRkjqO6Lo/s320/IMG_4085.jpg" border="0" /> </div><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5308416818221152114" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 286px; CURSOR: hand; HEIGHT: 273px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxQkl3Skkyu3GLfMstUmsMalrzD0kW86D7qAqwFoYTJxFqD2ISc4jRSZbbO5HZQtgRz6zaXCPwIfyrYUZ9148KeJ1QcuzGwosiJngg07IzqBshifh1Omi3b76OqooVo5Pqd1mv/s320/IMG_4087.jpg" border="0" /> </p>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-53906379638997584382009-02-09T14:00:00.012-03:002009-02-09T22:48:52.241-03:00La cocina de Lucy Lu<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVvSYIi889B-h7KoItak_61udbTlDbWtnRF63Xb0IFzsgt5siknY36stJ0jHBBqh0j9y6URrxbNlh2ReZ-CPUtOwok4z4QCKhgu1KuWgVOzpEtla52b3RrHbqMA9wXgIxlfWrT/s1600-h/lucy1.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5300860059278158706" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 240px; height: 320px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVvSYIi889B-h7KoItak_61udbTlDbWtnRF63Xb0IFzsgt5siknY36stJ0jHBBqh0j9y6URrxbNlh2ReZ-CPUtOwok4z4QCKhgu1KuWgVOzpEtla52b3RrHbqMA9wXgIxlfWrT/s320/lucy1.JPG" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Mi amiga Lucy Lu es feliz en su pequeña y vivificante cocina. Desparrama sonrisas y hojitas de perejil, mientras coge zapallos, ajos, cebollas, tomates y comienza a crear, hervir ideas, macerar originalidad, armar y desarmar en su exquisito don de invención culinaria.</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5300861430094707714" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 240px; height: 320px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJTgXBWdr6A2xgGpswMRBGUTZlWWPY7YGxsqbWLqSFtwh25FptAuhMnVQouaY5X0vUfpAgp8c485S6FcgukKBDKzZ0wghoHgHkU4D6Wn1NE5zqmMcbS16QV7i3VIy1qXP2iKDj/s320/lucy3.JPG" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Lucy aprendió a cocinar tarde. Cuando sus padres se habían acostumbrado al sofá mullido, a escuchar la radio Beethoven y recordar el boato de su casa, que aún sobrevive en un pueblo minero del sur. Ahí creció mi amiga. Miraba a los tiznados obreros del carbón desde lejos mientras vestía a sus muñecas con trapos rotos, las cargaba en los brazos jugando a ser la modesta pobladora que esperaba la micro. Realidad lejana pero seductora para la niña risueña y tímida, que corría con su vestidito por la amplia cocina de su infancia.<br /></div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5300861254614115330" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 240px; height: 320px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMD903tyHxFqbs3yH11lGC9xmoCLwIh2m6WeNwYXZ4qAA2vJYBzZmFoCGH6f9lm1Q0a6UksT2eDrKwm5W-dH5HqCVcSgECKKu2CJzAUUFi8pIz8RnJcdEB6F-I1A-GdsfxXond/s320/lucy5.JPG" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Hoy Lucy se deshizo de los lujos simbólicos, pero conserva intactos los bellos juegos de porcelana, las teteras árabes, los finos cubiertos de antaño, la grasa de la India, los recuerdos de los viajes. Están todos en su cocina. En ese rincón rectangular mi querida amiga vuelve a brillar. Sonríe con más amplitud. Cuando se desparrama generosa es más plena que nunca.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5300861588494652882" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 240px; height: 320px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjo_12gEPhvuu_JnqBybAyAUul82yLvGT5SwV6TgpHUnQwxnnTJsgzPQVhPqBP7vpHz4W24ySuhC09jfFeDwMrgBOk-GDY4-t0I5ZwygeGC3KNnqX1jxGlisiCbbhXCocyCwo2P/s320/IMG_3707.JPG" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Lucy no puede cocinar si no es con una copa de vino o un vaso de vodka. La revitaliza el "traguito" que compartimos. Su gata Cleopatra se oye a lo lejos con su pequeño cancerbero. La radio Beethoven (y la de canciones italianas) sigue encendida, y Lucy registra sus cajones. Coge lo que encuentra, lo lanza a una olla que hierve con fuerza. Lucy tritura cilantro. Con la otra mano abre un sobrecito de romero. Se transforma en una brujita que calibra sus pócimas. No se detiene hasta que me pide poner la mesa, con el rigor que conoció de niña: tenedor a la izquierda sobre la servilleta rectangular. Cuchillo y cuchara a la derecha. El aceite en frente, el merkén y el salero y pimentero que compró en Delhi. </div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5300860606669164050" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 320px; height: 240px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqCTS8AX_fW8GRKY2wXIqjApxItdUgc5t6_tU52l8uIuibmsIOqz_X6t-K-41-SFn5vfjT3HL1S6wi6cC2X2nYxitqJT85_AUx9S_F6P9lchutva6X6PCYQ3OAq-oXwLbdZXKw/s320/lucy6.JPG" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Ella llega con los platos. Tomates rellenos de una exquisita crema van de entrada. Esperan tallarines al pesto. Fruta de postre. En el invierno es el Beuf au vin, el ají de gallina, el risotto de almejas, lo que sea. Lucy crea y es feliz. Sólo espera un guiño a su creatividad. Un gemido del paladar frente al plato es la mejor retribución a su alma generosa. Adora la mesa con historias derivadas de su pasado seductor. Las risas caen y se prolongan a la sobremesa. Mi amiga es la persona más feliz que conozco. Cuánto me gustaría "cocinar" la vida con su optimismo, con sus sonrisas permanentes que se fríen sin otro aceite que su exquisita vitalidad.</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-23710191995140257322009-01-14T19:01:00.006-03:002009-01-15T09:09:27.435-03:00Mi Bello Verano<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAlgnmxx1OQox_W6M2rU2ZnkJvGkFp1Xdgwx2KQ64LHgb6WzW1chN2EIbfxypSAYkI_WB6BW9EGaMBXivniy_JOww6zohvRffcy0yeUq27zin0J47PijW6Ue_lOaRTUgfANxOF/s1600-h/pavese.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5291278359210379586" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 203px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAlgnmxx1OQox_W6M2rU2ZnkJvGkFp1Xdgwx2KQ64LHgb6WzW1chN2EIbfxypSAYkI_WB6BW9EGaMBXivniy_JOww6zohvRffcy0yeUq27zin0J47PijW6Ue_lOaRTUgfANxOF/s320/pavese.jpg" border="0" /></a><br /><div>Sabe a duraznos. Se ve como el sol diluido en las sombras de la tarde. Huele a albahaca y cáscara de sandías. Extrañaba estos tiempos de niños felices que juegan con agua y poleras cortas. ¡Cuánto lo deseaba tumbado en mi cama, cerca de agosto, mientras la lluvia silenciaba el paso de los autos, fuera de mi casa!</div><br /><div>El verano me soprendió dormido aún en el frenético fin de 2008, colgado a mis nuevos sueños, barajando el naipe otra vez. Probé al verano en un melón muy verde que trituré y convertí en jugo refrescante mientras revisito las películas de Rhommer o leo un libro que llegó a mis manos, "Mi bello verano" de Cesare Pavese. Narra la historia de los tiempos felices, cuando todo es fiesta y el tiempo se diluye entre cafés, bailes y calles... mientras la tristeza sigue su curso y todos le lanzan sonrisas indiferentes para ignorarla. No hay azul. Un cuento dulce, dócil y lánguidamente adictivo para estas tardes que retrotraen los verano de infancia, que transcurrían en la playa, corriendo por la plaza, desparramando helados de cono sobre la ropa liviana y colorida.</div><br /><div>Mi Bello Verano se mueve en bicicletas, no conoce los hornos, se desparrama en ensaladeras grandes como orégano sobre berros, tomates muy rojos, pimiento rojo, verde, amarillísimo y perejil. Mis minutos de estío cuelan sonidos de Karen Ann y prolongan la noche tibia. ¡Cómo quisiera retenerlo y olvidar el advenimiento de marzo gris, con el primer frío que pesa sobre el cuerpo blando de tanto sol!</div><div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-65961820762146190942008-12-31T19:41:00.004-03:002009-01-02T10:01:24.065-03:002008<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_aw4AnYqBWUiZ6nO1C8PZjJQZYylep5lqSqV6yVm2dCsHpA63OpQ7e3fToFc5EbsjSoc2M9HkpQhD1g-qGV5XKZuT3HkYAsPfAyRCJu94Uyja_hLFeVnTxbAliA4-xjVLR5PA/s1600-h/IMG_0345.JPG"></a><br /><div><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqNKjrde8KMLGAHEtjF925vkMMaRbVwxNk5Vm2bOMPEdd9lkSbfs7PKagOD3Q_LgBIbHQLMWnx57-EuHosk6LkXuaUSSt3oAQVB9zbgmqgRTMRCbx3Auz0Nxkn9i16M-AcBOpd/s1600-h/manuel.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5286092298971816082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 260px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 195px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqNKjrde8KMLGAHEtjF925vkMMaRbVwxNk5Vm2bOMPEdd9lkSbfs7PKagOD3Q_LgBIbHQLMWnx57-EuHosk6LkXuaUSSt3oAQVB9zbgmqgRTMRCbx3Auz0Nxkn9i16M-AcBOpd/s320/manuel.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify">Comencé el año abrazado de mi hermana, lanzando un despacho eufórico para Radio Cooperativa. Tal vez, con la secreta esperanza de que fuese el último y mi vida girara hacia algo distinto. Una tarotista amiga me había anticipado cambios, éxitos y desafíos nuevos. Y mientras veía las luces fulminar Valparaíso, quise dejar que mis energías fluyesen hacia esa dirección. 2007 había sido un año de alegrías y profundas tristezas, doce meses de desmotivación y ganas de cambiar. Y quise confiar en el amuleto de los años terminados en 8. Nada podría ir mal. Y, a horas de iniciar el 2009, creo que no me equivoqué.<br /><br />Desde un comienzo quise vivir el año buscando instantes inolvidables. El verano de 2008 hui a La Serena para olvidarme de la radio y recargar baterías. Conocí con Lucy el Valle del Elqui. Nos emborrachamos entre las rocas gigantes del lugar, el sol que rajaba los tramos de asfalto y ensanchaba las grietas del camino. Intercambiamos secretos y consolidamos una amistad preciosa y luminosa, con sabor a aceitunas, merkén y rúcula.<br /><br />Más adelante volví al trabajo y en abril di el salto y me fui a vivir solo en un pequeño bulín en Viña. Aprendí a armar mi hogar, sortear dificultades, construir un refugio y disfrutar de la soledad. Recibí a mis seres más queridos en el bulín. Celebré su inicio. Les abrí un abrazo y rearmé mis días. Vendría mi primera planta, las cuentas, el polvo y la limpieza. El sentido doméstico de la vida, que tanto había rehuido y hoy me parece tan cotidiano.<br /><br />En mayo recibí a mi madre y su marido sueco, Krister, en mi pequeño espacio. Les cedí mi cama y compartimos dos semanas de vida familiar en mi diminuto hogar. Me hizo bien reencontrar a mi madre, verla sonriendo, con la mirada más clara y segura.<br /><br />Pero luego mi madre volvió a partir (cada vez se hace más difícil dejarla volar!) y debí retornar a la soledad pero la adorné con cambios: después de tres años dejé la Radio Cooperativa, que se había adherido a mi piel con la corresponsalía y sus exigencias diarias.... y cambié de labores por un trabajo de RRPP en Serviu, desde donde lanzo mis sueños hoy. Ha sido un aprendizaje constante pero también he extrañado el sabor de las calles, el pulso de la noticia, la agitación de la primicia. He logrado atenuarlo en turnos de fin de semana en La Tercera.. pero..¡qué forma de extrañar la salida al aire en vivo en mi radio de los tambores!<br /><br />En medio de los meses tuve amores furtivos, ilusiones y desilusiones, vuelos y aterrizajes hasta que en septiembre dejé de lado la soledad y mi sombra comenzó a proyectarse junto a otra, sin conocer direcciones ni sentidos, dejándose llevar por la proyección... Por esa época volví al gimnasio. Perdí algunos kilos y comencé a recluirme, tal vez porque tanto tiempo estuve fuera, pendiente del teléfono, del golpe, de la emergencia... Quise permanecer quieto mirando por la ventana y regresando a mis discos y al silencio.<br /><br />El 21 de septiembre emprendí un viaje inolvidable al archipiélago de Juan Fernández, una aventura que me marcó profundamente. Me hizo enfrentar la soberbia y volver a lo simple, a partir de la mirada de los isleños, su felicidad precaria pero real, su sabiduría de rocas, langostas, verde y sal. En el viaje, conocí personas intensas y bellas. Luego conocí de paso Alejandro Selkirk y vivencié el desapego, el riesgo y la belleza de dejarlo todo y huir a un lugar olvidado por el mundo.<br /><br />Desde entonces continué mi año a saltos entre aprendizajes y un sueño –de los grandes- cumplido: ver ¡por fin! a Madonna en vivo, en dos conciertos inolvidables el 10 y 11 de diciembre. Jamás se irá mi memoria la secuencia inicial del show, cuando su trono dio la vuelta y su imagen rubia e irreal se hacía carne y dejaba de pertenecer al espacio de las imágenes y los delirios. Después de Sticky & Sweet nada parece imposible.<br /><br />2008 ha sido un año feliz. Marcó una época de cambios pequeños y grandes, de sonrisas y no muchas lágrimas. 2008 estampó tiempos de soledad, mucha lluvia y cine. 2008 fue el año en que me atreví a cerrar algunas heridas, probar los miedos y no declararme "derrotado" por no vencer algunos... (porque en este año, entre otras cosas, eliminé las palabras “derrota” y “culpa” de mi diccionario).<br /><br />Este 2008 extrañé salir más con Claudia, caminar más por Valparaíso, tramar locuras y escribir poesía. Tal vez los giros fueron más rápidos y no me percaté de ellos. Sin embargo, pese a lo que no fui y no tuve, en este 2008 pude convertirme en el adulto que quise ser, hace exactamente 365 días, sin resentirme en el acto de guardar otra versión de mí en el baúl ni empacar, en el proceso, la sed de dar otros saltos y dibujar distinto mi propia versión de futuro.<br /></div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-53879602572577641382008-12-12T18:08:00.013-03:002008-12-13T10:23:44.213-03:00Madonna<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbRc6-DbK3WorvhQhWngSAu1AGKsCJT8u2wP7V7GLB_nES1brd05e1Cd1bY3USFIQnF1In2KEgVJdclwaraptVGUb_XaZBpdte8zJ5K-m743h8s8uiWIlE01kAnDThEub9T4GE/s1600-h/madonna.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbRc6-DbK3WorvhQhWngSAu1AGKsCJT8u2wP7V7GLB_nES1brd05e1Cd1bY3USFIQnF1In2KEgVJdclwaraptVGUb_XaZBpdte8zJ5K-m743h8s8uiWIlE01kAnDThEub9T4GE/s320/madonna.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5279259693327975090" border="0" /></a><div style="text-align: justify;">"Vivir para contar" reza el nombre de una de mis canciones predilectas de Madonna. Esa consigna, que en mi cabeza siempre sonó como el eslogan imperativo de mi mayor sueño, cobró sentido la noche del 10 de diciembre de 2008, la fecha en que cerré el círculo y vi finalmente a la Ciccone en vivo.<br /><br />Fue en el marco de su gira Sticky & Sweet, que promociona el disco "Hard Candy". No es precisamente mi etapa predilecta de la Reina del Pop. Sin embargo, bajo su mutación desde diosa sadomasoquista, geisha posmoderna y cowgirl electrónica hasta la boxeadora urbana de hoy, pervive la misma especie, esa mujer que devora estilos y escupe creatividad al parpadear.<br /><br />La concreción de mi sueño comenzó temprano. Llegué al estadio a eso de las 8:45 con un grupo de amigos. Al interior del Nacional vi a cientos de wannabes, transformistas, madonnas de todas las eras, enfundados en cientos de estilos, algunos en poleras negras que la mostraban cogiendo el mapa de Chile con las manos. En medio de esa fauna tan diversa pero unida en un solo nombre debí esperar horas y horas bajo el inclemente sol de diciembre.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG8BZx39h9qMyNl1i7CLauavmJadfbbtwfOjqO3iadHDRe5Phu1Oit46C9Ppx9nO3gZOCbFeMvzgV7Xer84UnGY-KQ2bIdfP7ZFWg2DPvi0My6DGifqsOOQYmcS1vOcUgm0Nzv/s1600-h/Madonna2.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG8BZx39h9qMyNl1i7CLauavmJadfbbtwfOjqO3iadHDRe5Phu1Oit46C9Ppx9nO3gZOCbFeMvzgV7Xer84UnGY-KQ2bIdfP7ZFWg2DPvi0My6DGifqsOOQYmcS1vOcUgm0Nzv/s320/Madonna2.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5279259821750903826" border="0" /></a><br />A eso de las 17:30 entramos raudos, con mis amigos, como si en ese trote se nos fuera la vida. Corrí y no despegué los ojos del inmenso escenario, flanqueado de las dos estilosas M's brillantes y la pantalla redonda en el centro... Ahí estaba todo, tal cual, como tantas veces vi en fotografías, en videos de youtube y en mis propios sueños.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirfy1MMp6R2XVT4tkBi-vZyib-7xzrCVAQCgODTBWdwYOLDBvbE7W8zF3tiFBuavZP4x6v9SKdLNqloAyCFY9s3SCoahj0YaH3llULXE7tNXmLRQ9RodQaHOUNxuheKxl2xbMJ/s1600-h/madonna3.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirfy1MMp6R2XVT4tkBi-vZyib-7xzrCVAQCgODTBWdwYOLDBvbE7W8zF3tiFBuavZP4x6v9SKdLNqloAyCFY9s3SCoahj0YaH3llULXE7tNXmLRQ9RodQaHOUNxuheKxl2xbMJ/s320/madonna3.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5279260033844145554" border="0" /></a><br />Y me dediqué a esperar las últimas horas, minutos y segundos de un sueño que contuve por 20 años. En esos eternos y, a la vez veloces momentos, pasó tanto por mi cabeza: las letras musicales, las imágenes, los conciertos, las revistas, los videos....Todo se resumió en esa previa, acompañada de luna llena y un atardecer violeta sobre Santiago y sus montañas.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdXScumVKclPF3p2JC3Y3YnkGPwTQlMw6ZDeUiuGYiFthlqExHp3L7hCyOLqSyz4PMNXFjtXFjTGAqjKb43GVqIFlJrm6JhAIKrSF-eFE7gTZJkUzKyd3Ns9B3meBanH0kokdu/s1600-h/madonna5.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdXScumVKclPF3p2JC3Y3YnkGPwTQlMw6ZDeUiuGYiFthlqExHp3L7hCyOLqSyz4PMNXFjtXFjTGAqjKb43GVqIFlJrm6JhAIKrSF-eFE7gTZJkUzKyd3Ns9B3meBanH0kokdu/s320/madonna5.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5279260199308905250" border="0" /></a><br />Recordé tanto. Más que a Madonna, a una imagen de mí mismo con esa banda sonora continua musicalizándolo todo. Vi a mi hermana Claudia vestida de Madonna kitsch, con trapos en la cabeza, encajes y colgajos... yo a un lado, cumpliendo el infantil ritual de jugar a ser su bailarín, de corear con ella "Dress you Up", de pasarle el micrófono... Luego, me vi prendado a sus primeros conciertos y pensando lo atrevida que era por usar corpiños y transgredirlo todo.<br /><br />Visualicé mi primer disco de ella, Immaculate Collection, o cuando gané Erotica en un concurso de tv. Pasó por mi memoria el chico que recortaba los diarios, que robaba furtivamente los artículos en las revistas de peluquerías, el adolescente que se enamoró escuchando Something To Remember, la pérdida de mi padre, a los 17, cuando la banda sonora de Evita era dueña de mis parlantes (desde entonces, pocas veces he querido revisitarla), el Manuel de 18 años, que decidió transformar Ray of Light en su álbum-himno de libertad. Lo vi todo. Sólo pudo despertarme la noche y los gritos de anticipación con los primeros destellos de luz quemando el escenario.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHHKm9Ew8cTTgoD0r28xSHr6FkhRVaQsU8uku_KPu03EB_MlQJN5EZLd1fgqFGw6WgBhxKhkWA7pV2PmkzocVyH5d-X2sfI2hhHV-4a_c8rZwSLWHkzG1nTgNkFtDFVRBNYRlA/s1600-h/madonna6.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHHKm9Ew8cTTgoD0r28xSHr6FkhRVaQsU8uku_KPu03EB_MlQJN5EZLd1fgqFGw6WgBhxKhkWA7pV2PmkzocVyH5d-X2sfI2hhHV-4a_c8rZwSLWHkzG1nTgNkFtDFVRBNYRlA/s320/madonna6.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5279262280966813714" border="0" /></a><br />Finalmente a eso de las 21:40 comenzó el show. Las pantallas enormes se encendieron y mostraron esa fábrica de dulces que tantas veces dibujé a partir de los videos...tras la secuencia, apareció ella, vestida de dominatrix, sonriendo, muy rubia y muy menuda y bella -tal como la imaginé- entonando los primeros acordes de "Candy Shop": see which flavour you like and I'll have it for you..En ese momento todo se cristalizó. Cada vez estuvo más cerca, hasta llegar sólo a centímetros de mí... así, el rostro y el cuerpo que siempre vi, tantas miles de veces, se redefinió en tres dimensiones. El gesto cobró matices. El cuerpo mostraba sudor real. La voz venía de cerca. Su olor a flores impregnaba el ambiente. El mito se volvió humano y bajó del Olimpo para volverse verdadero.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQCcNRAYfubMhmDsUcsDC1KTAfQobmkJFGqaQJgCv1944ZfmPRd8Bhd2V54p-NDKo6Cn0VtQPRT6fWNF7FnLCxn6-QFTwjaovcTXjw6zRwAoU9-0ip4CO-fGwAMJ1A0QVfQc8F/s1600-h/madonna4.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQCcNRAYfubMhmDsUcsDC1KTAfQobmkJFGqaQJgCv1944ZfmPRd8Bhd2V54p-NDKo6Cn0VtQPRT6fWNF7FnLCxn6-QFTwjaovcTXjw6zRwAoU9-0ip4CO-fGwAMJ1A0QVfQc8F/s320/madonna4.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5279260117495206130" border="0" /></a><br />En dos horas, convertidas en minutos, Madonna desembolsó 19 canciones, bailó sin mostrar un ápice de agotamiento, deslumbró y brilló como está acostumbrada a hacerlo. Culminó el concierto y una sensación de sueño suspendido, de retorno feroz y abrupto a la realidad me invadió. En las pantallas se leía "Game Over" y ya estaba todo escrito en el libro de los sueños imposibles, el relato que empecé a escribir a eso de los 5 años, cuando una chica vestida de novia virginal sacudía los esquemas y mi vida comenzaba a trazarse al pulso de su magia.<br /></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-25910088706599684362008-09-30T14:47:00.016-04:002008-10-06T15:05:48.948-04:00La isla interior<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha1n8oxTIO7VuswM2MfnR7S6rO0zbt7uL3kin4ARCfT9yTBfNjACU4je6blvFeMA1ot3K4kAQJcAMBnlZ2QeCyRY4rWQmnikPeICbBSRLUI6KAJcEBZe_48_FAKCKV_331x1iq/s1600-h/IMG_0514.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5251999865689805890" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 369px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 277px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha1n8oxTIO7VuswM2MfnR7S6rO0zbt7uL3kin4ARCfT9yTBfNjACU4je6blvFeMA1ot3K4kAQJcAMBnlZ2QeCyRY4rWQmnikPeICbBSRLUI6KAJcEBZe_48_FAKCKV_331x1iq/s320/IMG_0514.jpg" border="0" /></a> <div><div><div><div align="justify">Estas líneas comienzan con un buque cargado de mercaderías y vacío de esperanzas que zarpaba una noche de domingo desde el puerto de Valparaíso hacia el archipiélago de Juan Fernández. El relato termina con el mismo buque pero con otras cargas en su cubierta...<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5251900975566548338" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc_PbLrUNgdmDE3LHj7wWvwQluSOswLTc8osARF-QivmQvnADkfbhzCBr-se35vOtZ2C8nJqDFmx-znJ5TW4UTDp1tKiFusr6s0dEtmMaLbpP70BtCi31eA043IbX_TuZBCrIc/s320/DSC05609.JPG" border="0" /><br />Juan Fernández siempre fue un nombre ligado a la isla que estudié en las clases de Geografía, un territorio perdido en el tiempo y tragado por las olas del Pacífico. Hoy, después de visitarlo, representa un lugar que ya conocía en mis utopías más subliminales: es el sitio que siempre con soñé, con habitantes sencillos, de mirada limpia, donde los relojes se destruyen y los temores se desvanecen con la espuma.<br /><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5251901188941248082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hVi96uB9NrfUoNbC-Y68ek4LxW6dezPzshA-x5f2H26TDGF_6apFT8t6keX4KOv0qu49rX9RkYg-NgEx-9_xyFRyDfA7UTVdmrGSTFgjRwFz6qxWgVR_-Vb3kW0udIO2o7Tp/s320/IMG_0308.JPG" border="0" /><span style="FONT-STYLE: italic"><span style="FONT-WEIGHT: bold">>> El atardecer</span> desde el buque "Aquiles".</span><br /><br /><br /><div align="justify">Llegué a Robinson Crusoe, la principal isla del archipiélago, la madrugada de un martes después de haber viajado más de 600 kilómetros de océano en un día y medio de navegación en el buque "Aquiles" de la Armada. Mi primera impresión fue enfrentarme a un cordón montañoso de verdor profundo y belleza insolente, humanizado en un pequeño caserío. En ese momento me cuestioné sobre la cordura o locura de elegir tal "lejanía" para amarrar los cabos de la vida. </div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI2ilX3bLxjZewF5J-Hn8NOcfR1d4cMiMryFXUkQLEjLLqKCwy0BZLQhxX0luJktOBazD8_otP58HMUfQWPdxBVt9W3j1Uq7o4i2pS-jZv2acsT8lcf7g3hUcy7GoCPG7Plfdg/s1600-h/DSC05755.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5252001675425198610" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 376px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 282px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI2ilX3bLxjZewF5J-Hn8NOcfR1d4cMiMryFXUkQLEjLLqKCwy0BZLQhxX0luJktOBazD8_otP58HMUfQWPdxBVt9W3j1Uq7o4i2pS-jZv2acsT8lcf7g3hUcy7GoCPG7Plfdg/s320/DSC05755.JPG" border="0" /></a><br /><div align="justify">Bajé al muelle y de inmediato captó mi atención alegría desbordante en el rostro curtido de sal marina que caracteriza a los isleños. Son personas dulces, y generosas, que no conocen la delincuencia ni los robos. Abren las puertas de sus casas y las ventilan sin temores. Caminan con una sonrisa por las calles y saludan a quien se les atraviese aunque no lo conozcan. Este tipo de ritos deja de manifiesto un nivel educacional del habitante medio que supera al de los continentales. De hecho, su discursiva acude a un léxico más amplio y una construcción de oraciones plagada de metáforas e imágenes poéticas que enriquece lo que dicen.<br /></div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH3Y7ECthG6xdquzSGkHG5otVvw8AI4GU0vHgUkQOB0HtbICJJnFtSGlftP7jyNauYEgi3bwhCo4qZ2cYdrhwg-z8h2-u_6CMkODGmHGYyc2qxdwD5ozAGOSWbI45FtFpZCL8r/s1600-h/DSC05629.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5252002712380727362" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: pointer; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH3Y7ECthG6xdquzSGkHG5otVvw8AI4GU0vHgUkQOB0HtbICJJnFtSGlftP7jyNauYEgi3bwhCo4qZ2cYdrhwg-z8h2-u_6CMkODGmHGYyc2qxdwD5ozAGOSWbI45FtFpZCL8r/s320/DSC05629.JPG" border="0" /></a><span style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-STYLE: italic">>> El buque</span><span style="FONT-STYLE: italic"> llega y revoluciona a la Isla. Todos buscan el abastecimiento, que debe durar un mes hasta una próxima recalada.</span><br /><br /><br />Es el caso de don Nelson, un pescador de langostas que me encontré subiendo cuesta arriba por la ancha avenida La Pólvora. Me contó que no había viajado en 24 años al continente. No le interesaba hacerlo. Lo percibía como hostil, bullicioso y sucio. "Prefiero recorrer los cerros, nunca me aburro de mirar el mar", me confesó con una sonrisa pura y desbordante de honestidad.<br /><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5251901383209348466" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaTN0Tf4pVPtCUA5MYFPaQwL-sl00wuR1anAWQnTiQA5ef5mf-7dhYxlGknFvIhsI69zDcjNVuxAl3ZVQ_ZhgrOKY17GonlHYQ8EDqhIF-THQbBDMn3MrX08IqSc1KBOSyzIgG/s320/IMG_0527.jpg" border="0" /><span style="FONT-STYLE: italic"><span style="FONT-WEIGHT: bold">>> Don Nelson</span> cargando comida fresca para su caballo...</span><br /><br /><br />Personas como Nelson abundan en el poblado de Juan Bautista. La dulce Estrella, cocinera del hostal Green; Don Teodoro, productor de cangrejo dorado para clientes extranjeros; Ronaldo, presidente del sindicato de pescadores y orgulloso colonizador de la isla Alejandro Selkirk son todos ejemplos de la gran calidad humana que desarrollan quienes habitan un territorio limpio, alejado de las rudas prácticas de supervivencia del "Conti" que nos tienen embebidos en una lucha constante contra nosotros mismos y los otros.</div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhreSsSyRyOSbbvutzdfUqmGPUYf9GENu3nRgRegK66bsO568eWfYE7JXWklnIs9y5MavZKp3iglb9ghKXbLhtBEJ-3Dx7bVi_oGHWbj2907sEA-F6Oftewf25Y6cZ6ZE_1PexM/s1600-h/IMG_0388.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5252004611764523042" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: pointer; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhreSsSyRyOSbbvutzdfUqmGPUYf9GENu3nRgRegK66bsO568eWfYE7JXWklnIs9y5MavZKp3iglb9ghKXbLhtBEJ-3Dx7bVi_oGHWbj2907sEA-F6Oftewf25Y6cZ6ZE_1PexM/s320/IMG_0388.JPG" border="0" /></a><span style="FONT-STYLE: italic"><span style="FONT-WEIGHT: bold">>> Don "Checho"</span> orgulloso en su casa construida con botellas, uno de los íconos extraños de esta isla sin corduras...</span><br /><br /><br /><div align="justify">En la isla aprendí a re-mirar mi propia isla. A veces vivir a la defensiva nos hace inundar ese pequeño roquerío con tantos miedos e incertidumbres que la desconfianza brota antes de la apertura que implica el simple acto de confiar. Si no hay confianzas, ¿qué tipo de vuelo podemos emprender? ¿hasta dónde podemos mirar?</div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM60bqPMUVK0SJRUvSbZj_RUUh3cFpLd4nNwvdxXBevyiyItmBy2JOfaRcITdy2UXne_erbukqESl1WMoTFOnx-Sb0vbaTfCACgbEFmdILFGNAvudTKyJO9rK0mTFz0csEYpkO/s1600-h/IMG_0509.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5252006853499967522" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: pointer; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM60bqPMUVK0SJRUvSbZj_RUUh3cFpLd4nNwvdxXBevyiyItmBy2JOfaRcITdy2UXne_erbukqESl1WMoTFOnx-Sb0vbaTfCACgbEFmdILFGNAvudTKyJO9rK0mTFz0csEYpkO/s320/IMG_0509.jpg" border="0" /></a><span style="FONT-STYLE: italic"><span style="FONT-WEIGHT: bold">>> Lo mejor</span> de la Isla: sus habitantes. Personas simples, claras, abiertas y generosas.</span><br /><br /><br /><div align="justify">En los últimos días en ese paraíso pude subir hasta el mirador Selkirk y contemplarlo todo desde la altura. Me empapé del verde, de los helechos gigantes, los pinos y las nalcas; bebí los bordes de la isla Santa Clara, la hermosa destrucción del celeste en las rocas, el mar en una armónica danza con la tierra...<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhngMoU3sNKvrykaCAB0nTETKGf7xApHUwTaIAE36kvfV3QUDDh0K-sa4kDk3YI7tIFjXXxcKdmaKOyFoBRMDBhTkjq8GOwBAPOgNBN3Qw4YYGMSjY112wFwQMPJTiTJ8UqDXO3/s1600-h/IMG_0661.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5252005940484324258" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: pointer; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhngMoU3sNKvrykaCAB0nTETKGf7xApHUwTaIAE36kvfV3QUDDh0K-sa4kDk3YI7tIFjXXxcKdmaKOyFoBRMDBhTkjq8GOwBAPOgNBN3Qw4YYGMSjY112wFwQMPJTiTJ8UqDXO3/s320/IMG_0661.jpg" border="0" /></a><span style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-STYLE: italic">>> Cuenta la leyenda</span><span style="FONT-STYLE: italic"> que Alejandro Selkirk, durante sus cuatro años de náufrago, subía a diario a este mirador a divisar algún buque que lo rescatara. Hoy el lugar lleva su nombre.</span><br /></div><span style="FONT-STYLE: italic"></span><br /><br /><div align="justify">Dos días después el buque "Aquiles" arribó a Valparaíso, cargado de ansiosos tripulantes por arribar a la cómoda civilización de automóviles veloces, supermercados mesiánicos y duchas calientes. Y, sin embargo, no pude evitar voltear los ojos hacia el horizonte negro de la madrugada, y pensar en Juan Fernández, la isla interior, que limpió mi mirada y me devolvió una sonrisa primitiva.<br /></div><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-7i3YNNU1aIIYvljDNOgoBkB82S4cFDxDeN0RN2KNAW6JoDb3-zPAG2Zi5f543yVhqKxaw0Ak30h_fhwq7Wr0D-nkmGXrhRs5wNLHPSDG5yeUF2tDWu7Ol_zoJzmlNOi3VMX6/s1600-h/DSC05584.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5252008492762595378" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: pointer; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-7i3YNNU1aIIYvljDNOgoBkB82S4cFDxDeN0RN2KNAW6JoDb3-zPAG2Zi5f543yVhqKxaw0Ak30h_fhwq7Wr0D-nkmGXrhRs5wNLHPSDG5yeUF2tDWu7Ol_zoJzmlNOi3VMX6/s320/DSC05584.JPG" border="0" /></a> <div align="justify"></div></div></div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-88118174610316339592008-08-31T14:12:00.015-04:002008-09-01T14:38:44.773-04:00Los viejos negocios<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBrcYzDsCrCOPvTGdHLI9DuPXIC30Ojgn4iVoqlpte1aqFV_yjlc7RG1qcbo3wlSB-yusXxT4-gvHWO7UjnistoUJEclzmmgA1WXouD_VgeIrLpl7eApBEi3W5tE2KCMizk9Yj/s1600-h/DSC05603.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240824694596108018" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBrcYzDsCrCOPvTGdHLI9DuPXIC30Ojgn4iVoqlpte1aqFV_yjlc7RG1qcbo3wlSB-yusXxT4-gvHWO7UjnistoUJEclzmmgA1WXouD_VgeIrLpl7eApBEi3W5tE2KCMizk9Yj/s320/DSC05603.JPG" border="0" /></a> Adoro entrar a los negocios antiguos que permanecen incólumes. Resisten el paso del tiempo en las esquinas, en medio de los pueblitos, o incluso escondidos en los barrios más discretos de las grandes ciudades. Me encanta comprar en ellos, encontrarme con productos extintos, someterme a la atmósfera pausada que los mece y dejar atrás -aunque sea por minutos- la extenuante rapidez de las calles.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240825336080393090" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 179px; CURSOR: hand; HEIGHT: 238px; TEXT-ALIGN: center" height="183" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjWHJVVtGuVYog7kA7hz-fiUAu_sWir6QjLoXeB4AxLGAnGz6o4pRDVYwEqH40Cl83V3kAvki5-FCy9u36VlzXrutuahtoOvqdzWkgjR9RDN8kJvsexl-M5Pk7KFahO7WO1rom/s200/DSC05634.JPG" width="138" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240825700907323442" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 177px; CURSOR: hand; HEIGHT: 227px; TEXT-ALIGN: center" height="178" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8Bnido4NnzVPQENUrjAl7OmcCPdoW8uq_5RSXnnrJD5e-fY3R_COXG1wZP9Ez2w3leSixOgPgIgv_pfMqL_DQxZlBv0Q9kKfo1408zBtkwI6yWJvpZHy7GSlxpFNeqyZKMGwP/s200/DSC05596.JPG" width="135" border="0" /><br /><div align="justify">Los negocitos pequeños sobreviven a los giros del mundo junto con sus locatarios. Si caracterizáramos a este personaje, de seguro se trataría de un anciano que se levanta al alba a descorrer la antigua cortina metálica para luego prender la radio y esperar a sus parroquianos de años. "Don Pedro" o "Don Juan" probablemente lo saluden, mientras él se dedica a vender sus productos, envolverlos en papel craft, anudarlos con cordón de pita, anotar en una confusa lista algún pedido "fiado" y luego seguir la cadencia...</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240826296608868674" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 274px; CURSOR: hand; HEIGHT: 201px; TEXT-ALIGN: center" height="190" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3E-TXnY3_Y53ChyGn11ca0TGMqAcqLp8g5eUo2XpBE_ZdELBSRPNpY0N35pH4xjkRbUQZSP2KQ1yH6ADpfLjKhXqVLT-O4984mWQy_e7Y6Xi2fB6iwb2i1mg3W2TGJpl2SzIo/s320/DSC05595.JPG" width="266" border="0" /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240827811398133906" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 205px; CURSOR: hand; HEIGHT: 265px; TEXT-ALIGN: center" height="258" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjw7Wq9r9zn2D7JWxhyphenhyphenFR22GiH6CAtvSEY65lrGKey5Ffq5B3qraJKD9zlzOXWDUkFqRs5DR3zpeKDhrbfNQOoh3D5mfxOJDtd51Nxjad8RKMMuwld6GtEz0sdTmXgvTJ_qC4hg/s320/DSC05636.JPG" width="198" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Con algunos de estos locatarios sumergidos dentro de sus comercios en extinción me encontré en un reciente viaje al interior de la región. Recorrí pueblos como Putaendo o Calle Larga y me dediqué a fotografiar los negocios, con sus letreros añosos y singulares; poéticos y dignos frente a la arrolladora proliferación de supermercados que lo han uniformado todo.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240829350505064162" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0yu04N5Z8NftSUyQ88x2uronlmQtsBOUk8kwlkanmIkn-0yRK4DqUzeXVwaJTuUEcipvtPZJgmIU744pnzV2ajHTWy0zzM1qqhkjgSWyQXULIcOuE1gw-7byflTS9O5Iauu3V/s320/DSC05615.JPG" border="0" /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240826877997465010" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="163" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijDJkK_uac6WYJf7wvb1zRui3KCQjobXOedPWj7lcBog4_y3sfSO7vyKGUMBwjt3e2Arbk1hIknG20960p8pk-QE81x5RuWmUPTQDY9ypRieU3IRFgST7M6_XIn7ZRuujDyPR7/s200/DSC05616.JPG" width="210" border="0" /><br /><div align="justify">En el puerto, allá por 2003 -en plena declaratoria de "Patrimonio de la Humanidad"- la agrupación "Ciudadanos por Valparaíso" agrupó a cien de estos locales tradicionales en una lista que forma parte de la campaña "Lugar Valioso". Con adhesivos publicitarios se invitó los porteños a privilegiarlos para contribuir así a su supervivencia. A cinco años de la campaña, 25% de estos comercios han desaparecido. Los porteños, al parecer, no escucharon.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240828722617375698" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 296px; CURSOR: hand; HEIGHT: 233px; TEXT-ALIGN: center" height="233" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGds_fKeGUTbcPhnptH11iuFrOaGhx6AORjNyKC_itjPySVrmGkcJIQ6mc_EHguWiothGpP4Vl90pemkVAvNsl1cvu0SuqeZ5mbsYpLiGvIKGngr4u0-RYJyJP93Vcsulz1Imt/s320/DSC05601.JPG" width="304" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5240827460678462738" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 247px; CURSOR: hand; HEIGHT: 303px; TEXT-ALIGN: center" height="324" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji2wC27g9qStqAxiMsVPhw9dGpCn1sPP4GEMj54v72n1OebDvoDPb57iFHk1L0PwrfeM_x7sKn5HieQ83o_b4825hMnT1VU6lGjw620hXwvpjFQaPTH0-WZTBb8aZaioqm7Tew/s320/DSC05599.JPG" width="256" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">El arribo de los grandes supermercados, la seductora eslavitud del mall y la tarjeta de crédito parecen aniquiliar, sin retorno, la permanencia de los pequeños bazares, farmacias de barrio, pequeterías, sombrerías y ferreterías. Por ahora, sólo queda disfrutar cómo su exquisita e insolente presencia colisiona con la avidez del concreto y sobrevive hermosamente su dignidad de años, historias y secretos. </div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-60363401625555767812008-07-28T22:52:00.005-04:002008-11-13T01:23:09.718-03:00Autómatas<div><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3R99JM8kqDrMY12MlOVH6Q2Ghp0bMfxKTddVJGs7lxIpo_2lyc6qYRE_oe3-YeLP9ArwNHbeOLlB0x3TyKEf4j-b8j0oUxbpATbNm5bDRxe8gZgcakxCSZnuNYUjUT7S2ZaMT/s1600-h/foto1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5230697486416864114" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3R99JM8kqDrMY12MlOVH6Q2Ghp0bMfxKTddVJGs7lxIpo_2lyc6qYRE_oe3-YeLP9ArwNHbeOLlB0x3TyKEf4j-b8j0oUxbpATbNm5bDRxe8gZgcakxCSZnuNYUjUT7S2ZaMT/s320/foto1.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Vivimos en una sociedad consumida por el miedo, que fluye con ritmos robóticos y no considera el factor humano en sus procesos. Pese a los discursos oficiales que apuntan a "incluir a las personas" en su integridad, todas son pamplinas y la consideración de las emociones en los procesos es apartada, criticada y aplastada por un racionalismo rampante que no es más que un sinónimo de excluyente rigurosidad. Vaya perfección!</div><div align="justify"></div><div align="justify"><br />La intolerancia al error es un buen ejemplo de nuestra brutal automatización. Las "equivocaciones" traspasan todos los intersticios, más allá de lo graves o leves que sean y parecen servir de indicador para que los egos se batan a zarpasos y los ímpetus por abrir moldes mueran en el intento. Condenar al equivocado es un ejercicio cómodo, cobarde, catártico para los inseguros que lanzan la piedra y esconden la mano.</div><br /><br /><div align="justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5230698258391004594" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhea2w1d-icLAMpO0c7zTLT1rZnVtBtnp9ooUpI6zNW48dk9a47ilNtctYVZdmBiMl04KxSY4wzFURIES_ijsk6USfZLNQ9qrEaCBeHQGq4CZehsog464imiM527prlEJWr-eHC/s320/bjork-love.jpg" border="0" /><br /><div align="justify">Conversábamos con un amigo que trabaja en el gobierno regional. Me contaba de la paranoia que existe entre los funcionarios de esa repartición por cumplir las metas de probidad que lo han impermeabilizado todo, debido a la caza de brujas alentada por la Derecha y su aparato comunicacional. Me decía que los trabajadores de su área viven hoy asustados, amarrados en una imaginaria camisa de once varas y no son capaces de poner en valor su creatividad sin autonomía. El miedo al traspié los inhibe. Lo mismo ocurre con los personeros públicos, atemorizados en sus dichos frente a un micrófono. Se ciñen a lo "políticamente correcto" y olvidan su originalidad, el aporte de sus bagajes; y desechan el valor de la espontaneidad: no se condice ella con el paradigma del robotismo.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5230698685563075138" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHc3AvnBO2YXMbqNFejaDLEIwfYnMYBYV-xN-OLW937qBwjkEKYSKkBYmZKFW3X23IjtWJAp3z5FuC26oPgCduarycwzMXa7aOpba93lpLXlRRwDO1097b_g56I6jR8f28DwFc/s320/no+sentir.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">¿Qué tipo de relaciones interpersonales y sociales estamos edificando sin coartamos nuestra naturaleza humana? ¿Por qué tanto valor hemos dado a la paranoia, la intolerancia al error, humillación a quien se atreva a pisar fuera del círculo...? ¿Hasta cuándo se fomenta la aniquilación de nuestros instintos, la musculatura emocional que nos hace verdaderamente humanos....?</div><div align="justify"> </div></div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-90557054770458930602008-06-30T19:42:00.014-04:002011-03-09T11:16:07.461-03:00Hasta siempre, Cooperativa<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqJbFlvUZnZrlBa9S7INYOmYAHVtW7ESqIGhfOVfPbiv3V4omrEkgv9kUSckCUFcy2htUbpeIiF5HI34jOcyZUtzN7vbOYWbC5QVWoVEEfncKAq9aO4_PctSHRTUzq5vOIUehj/s1600-h/dicfin+133.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5217855638510952946" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqJbFlvUZnZrlBa9S7INYOmYAHVtW7ESqIGhfOVfPbiv3V4omrEkgv9kUSckCUFcy2htUbpeIiF5HI34jOcyZUtzN7vbOYWbC5QVWoVEEfncKAq9aO4_PctSHRTUzq5vOIUehj/s320/dicfin+133.jpg" /></a><br /><div align="justify">Los últimos días de junio han sido tiempo de revoluciones, de "pequeños terremotos" como diría Tori Amos en una canción igualmente sísmica. Por estas jornadas de sol frío una inusitada oferta laboral me obligó a dejar dos años de mi vida atrás y cerrar la etapa de corresponsal de Radio Cooperativa para dedicarme a caminar por otros senderos. Un nuevo trabajo más estable, con horario "humano" y mejores perspectivas futuras me motivó a dar el paso... Y así, de golpe, se acabarán mis tardes anacrónicas, mis noches de sobresaltos, mis despachos "para la señora de Arica", mi micrófono blanco, mi voz repetida en parlantes (que nunca quise escuchar), mis caminatas erráticas por las calles de Valparaíso....<br /></div><br /><br /><div></div><div></div><div align="justify">De pronto queda atrás tanto.. los accidentes, incendios, formalizaciones, juicios, controles de detención, marchas, derrames, crímenes, Esmeraldas, años nuevos, semanas santas, y junto con ello, mis amigos reporteros, y esa familia de voces que se repetía al otro lado del teléfono desde la radio, en Santiago.</div><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Queda atrás mi vida libre, y virtualmente comandada por un jefe al que apenas conocí. En el pasado permanecen las luchas diarias por encontrar temas para despachar, la lucha inicial por la aceptación entre otros periodistas, el lento proceso de confiar en mi voz, de mirar de frente, de cerrar los círculos.</div><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Y pese a tantos desencuentros y aciertos, la radio de los tambores quedará grabada en mi historia, más allá de la voz que repetía dos veces la hora en la mañana o alarmaba mi infancia con sus estridencias. Será ahora la emisora que habrá acompañado mis días de pequeño adulto, mis 20 y tantos llenos de ansiedad, los tiempos en que he sido más libre que nunca, y he aprendido -con lecciones a cuestas- el alcance de mis límites. </div><p align="justify"></p><div align="justify"></div><div align="justify">Ahora el diario de Cooperativa dejó de llamar...</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-77519557543940314792008-06-29T23:00:00.014-04:002008-11-13T01:23:11.385-03:00Carmen apagó su micrófono para siempre<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-qI712HfpDoJyW1MV46Z0RyfAdbgx1Jdlkqc12nfiCBg_QyhQLLh3bTjX7PnlUQTWbPOTYSUslMHKKo2whp6egJJ20I73cSWGyL5G8HBPByz25fY1UM8Klfaygce2zghEYC3x/s1600-h/dicfin+133.jpg"></a><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5217527979268789778" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6cTjZc9jDNDYcQcsSEJLZxfQtfQIo23JOLxo2OOAi7-am2qVmVrYZ5FPLFUp299Lcd9Z4Ar_PVeDWeSid7FkxssZ8mI6dk8BJ5qOBJnBP3mGX_kJ8THwnKmuxP6_WLiGuDx2_/s320/19Bohemia-corena1.jpg" border="0" /><br /><div align="justify">Recuerdo a Carmen Corena enfundada en un traje plateado, con un echarpe encima.. Corría un frío marzo de 2001. Entramos al Cinzano con un grupo de amigos y al fondo, muy absorta en su rol, Carmen Corena cantaba un tango. Entre las bocanadas de humo, las conversaciones estridentes, los vasos que chocaban, las risas desparramadas en el aire, ella alzaba su registro ronca para recrear el desamor, los disfraces del pasado, la desesperanza, las ilusiones rotas. La artista detrás de sus lentes, delante de su banda de músicos de oficio, vestidos con trajes que comenzaban a quedar cortos, corbatines que pugnaban por reventar en el cuello, viejos acordeones con resortes que resistían, cabellos perfectamente engominados, perfumes que enfrentaban el olor de la noche.</div><br />Carmen era la reina y su micrófono se alzaba como un báculo que la confirmaba.... mis amigos aplaudieron con fervor y lo mismo repetimos todos los parroquianos. </div><div align="justify"></div><div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5217528079592103490" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNWQGYepK0zWHBY8-lLnM-ohkOVg04M7u5kFOiQqrBUYngeEN5IeyBZ64CJJDq-sVoTXNmTGL7dl1v2sq3GT1_jEWj_7ncJcRDLN-buw0eHn2CkM6h0FKy4u2jUxBINFajfugQ/s320/CarmenCorena.jpg" border="0" /><br />Esa misma escena la viví hace poco. Fuimos al Cinzano con mis compañeros de trabajo en Radio Cooperativa. Habíamos organizado antes una reunión de pauta para la cobertura especial del 21 de mayo y después del trabajo y las coordinaciones, fuimos al bar, a embriagarnos del puerto. </div><div align="justify">Y ahí, entre los ojos sedientos de nostalgia, apareció Carmen. Pidió silencio para abrir la voz y, sin siquiera levantar la mirada, volcó a su favor la atención. Cantó, luego, un par de baladas que se desangraban entre su registro herido de cigarillos y de tiempo. Bella Carmen con su arte a flor de piel que partió para siempre, en silencio, casi no molestando, mientras la música de Valparaíso llora ausencias en su nombre. </div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-49373241876151109742008-05-31T12:00:00.013-04:002011-03-09T11:18:26.442-03:00El retorno a los diarios<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR__1oK76xGf4DsTNL4YsCNPnWjRLqR12bvwg6o63CyBLbem3yi3P8l_IgojCGdjgjA-PFAQAjc93eMsUjJm18C766-TbyEBsXmsQ-3dc1vk5WxFnhPTnKmd0vEofZV8qFlCjS/s1600-h/escribir00.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5206587103756530402" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR__1oK76xGf4DsTNL4YsCNPnWjRLqR12bvwg6o63CyBLbem3yi3P8l_IgojCGdjgjA-PFAQAjc93eMsUjJm18C766-TbyEBsXmsQ-3dc1vk5WxFnhPTnKmd0vEofZV8qFlCjS/s320/escribir00.jpg" /></a><br /><div></div><div></div><div align="justify">Después de tres largos años he regresado a los diarios. Nada como vivir el periodismo en su esencia romántica: la del reportero que camina con diversos rumbos, estira su grabadora, la apaga para buscar el golpe en una conversación cómplicemente secreta, descasetea en compañía de un café negro y cargado, y plasma, luego, su trabajo en palabras, páginas, letras abultadas y tácitas, titulares, bajadas, leads, subtítulos e ideas que se ocultan entre líneas y clavan fuerte. </div><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Extrañaba vivir el periodismo desde las páginas. Hace un par de meses comencé a escribir para "La Tercera" durante los fines de semana. Desde entonces me he reencontrado con la pluma adormecida en despachos de radio sin estilo más que la inmediatez. No es que desprecie el trabajo radial, tiene también sus bemoles y encantos, pero la verdadera razón por la cual busqué el periodismo siempre fue la escritura y esa atmófera única que se vive en los diarios.</div><br /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Han venido de pronto momentos atesorables a mi memoria. Cuando trabajaba en "El Mercurio" y tuvimos que reaccionar frente al tsunami del sudeste asiático, la Revolución Naranja en Ucrania o a la muerte del Papa Juan Pablo II. Recuerdo bien a colegas llorando mientras otros alzaban las voces, aceleraban los pasos y encarnaban el "incendio" (como se dice en jerga periodística a las emergencias) en sus gestos. No hay pasión que se equipare al cambio de una portada en contra de las horas y la información que incesantemente empuja, detiene y acelera las prensas.</div><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Recuerdo también en "Las Últimas Noticias" (donde hice mi primera práctica), mis andanzas por el mundo automotor, revistas de decoración, femeninas y ediciones especiales. Una entrevista a Palmenia Pizarro, en que me cantó entre lágrimas su "Cariño malo" y me entregó un amuleto que aún conservo. En ese diario, conocí mis primeras mentoras, Angélica y Mireya -hoy grandes amigas-. Me enseñaron a vivir el periodismo desde el rigor y a creer que el trabajo bien hecho puede ser el mejor escudo a las predisposiciones empresariales que rigen a los medios.</div><div align="justify"></div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Luego en "El Mercurio" deambulé por la política internacional, donde no pude ser más feliz, hasta terminar -en el otro extremo- y enterrarme en Deportes. De todas formas, aprendí de una gran maestra como María Elena Guzmán (Premio Nacional de Periodismo Deportivo), que me enseñó a vivir con pasión el afán de cada día y a asumir el desafío de cubrir un frente tan "extranjero" para mí...Ahí se inició el largo paréntesis que he reabierto en estos días. </div><p align="justify"></p><div align="justify"></div><div align="justify">En los casi tres años en que he debido colgar la pluma y sacar la voz, he aprendido a querer el formato radiofónico, emocionarme con la puesta al aire de emergencia y con el despacho furtivo e inmediato... pero nada se compara con el arte de escribir el periodismo, un derrotero perdido que he vuelto a caminar en estos días de ausencia bloguera.</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-46039710434973717502008-04-20T14:34:00.008-04:002008-11-13T01:23:13.088-03:00Migratorios<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgono31ZSqUvbXkO6ewUzmy5JGhBHeg2XxTFvvjko9qepm6YO9to6mNXtKV8el8-xccxcG2S6ZlvvJZKjjKya5BZEglN3po93ReE4cT5hUrX88rTFQa66jQG5PDsIwpE2O3mPu9/s1600-h/invierno3.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5191403463017732258" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgono31ZSqUvbXkO6ewUzmy5JGhBHeg2XxTFvvjko9qepm6YO9to6mNXtKV8el8-xccxcG2S6ZlvvJZKjjKya5BZEglN3po93ReE4cT5hUrX88rTFQa66jQG5PDsIwpE2O3mPu9/s320/invierno3.gif" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Los días se frío ya comenzaron a dejarse caer. La bruma disipó el sol, las ferias ofertan albahacas marchitas y las primeras naranjas. Las mujeres sacuden sus abrigos negros desde el fondo del clóset. Los hombres cambian poleras por sweater grises. Las playas se han vaciado. Vitamin Service repuso su oferta de baja de temporada: de dos helados de cono por el valor uno. El viento hace temblar hasta los párpados.</div><div align="justify"></div><br /><br /><div align="justify">En medio del frío recuerdo a Jorge Díaz, el dramaturgo fallecido hace algunos meses. Contaba en una entrevista sobre su aversión hacia el invierno. Detestaba tanto la lluvia, la tempestades y ese travieso sol que alumbra pero no entibia, que cada mayo huía, con maletas e ideas, a España a reencontrarse con la primavera y el verano. En el viejo continente encontraba el tono exacto, con el viento estival soplando a su favor, que destilaba sus grandes trabajos dramatúrgicos sólo bajo esas condiciones. Cuando el sol se esfumaba simplemente armaba las maletas e iniciaba la operación retorno, como ave migratoria.</div><br /><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5191403699240933554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="295" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiz8tnfA88yTMAow5EAm9FSvp0Dqmlej4Ahdd4XNg4PsXHA_LmiN3zN7xE7ACICB33nyQ-5Nzls6ygpSuFP4IornPTdrSMFgzzgs8RM03ivn6Ur2B1EZ0O_R6jqgRCsnvWKdhVi/s320/invierno2.jpg" width="241" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Esa misma práctica tiene Patricia Woodward, hermana del sacerdote inglés Miguel Woodward que murió a causa de las torturas que recibió a bordo del buque escuela Esmeralda. Patricia y su marido, Fred Bennet, viven en España y en el cerro Los Placeres de Valparaíso. Alternan residencias según los rayos del sol y la lucha incansable que ha dado esta anciana mujer por su hermano. En Chile pide justicia, organiza actos de repudio en contra del silencio practicado por la Marina, y en España denuncia la cómplice indiferencia de la institucionalidad chilena con los Derechos Humanos.</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5191404201752107202" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="275" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9nHLvnLcVipt-9v-u6t_aqpwOM2COWZWzSzt0JmO7I0lB18jkOirDPc3duiDfhZg6pdNjInpNdFM-OBROciwzCEh3s5voGcOrdDtXoSUNcSBt33fDevZBKV8oPtuxlX-v73A3/s320/invierno1.bmp" width="248" border="0" /><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Cada uno con sus pasiones buscan transcursos donde el sol se les aproxime. Me gustaría poder hacer lo mismo. No con el pretexto de huir del invierno -que me agrada bastante- sino con la posibilidad de intercambiar rutinas, cotidianidades, caseros de la feria, cafés predilectos, arquitecturas, amigos. Sin duda, la vida sabría distinto si pudiese uno tener a la mano la posibilidad de cambiar sus ingredientes o, como Jorge Díaz o Patricia Woodward, regular la intensidad del fuego, en nuestra cocina existencial.</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-88775990091660394652008-03-28T13:07:00.007-03:002011-03-09T11:17:29.777-03:00Vivir solo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhusWoBqP-a85Zv7VKlpgGaVeFJNNpzZAzRWDkagJ3BR_cG6Uu33L-CNc-BNPKlo5i0NWBFaZLtC421yjKItLTQhOxonlZO8EYItKxepZreYnV_0AjU7P7MHqDtC9cPq-EzTAfs/s1600-h/Marzo+2008+020.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5183997028064790578" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhusWoBqP-a85Zv7VKlpgGaVeFJNNpzZAzRWDkagJ3BR_cG6Uu33L-CNc-BNPKlo5i0NWBFaZLtC421yjKItLTQhOxonlZO8EYItKxepZreYnV_0AjU7P7MHqDtC9cPq-EzTAfs/s320/Marzo+2008+020.jpg" /></a><br /><div></div><div></div><div align="justify">Hasta que finalmente me fui a vivir solo. Probablemente era uno de los principales proyectos personales que quería concretar este año. Así que, lentamente, fui atando algunos nudos y desde hace una semana me vine con mis libros, mis discos, mi ropa y mis tesorillos a un microdepto (llamado "bulo" por quienes entienden) ubicado en el centro de Viña. Es posible que me quede ahí poco tiempo hasta que concrete mi otro anhelo: partir a Santiago o a algún otro lugar a buscar mejores y nuevas perspectivas laborales.... o estudiar un necesario posgrado.</div><br /><br /><br /><div></div><div align="justify">El cambio ha sido, eso sí, un tanto extraño. Coincidió con las tormentosas vacaciones de mi hermana, que las ha sufrido todas por mi partida y el dibujo de soledad que el cambio ha proyectado para ella. También todo sucedió cuando comenzaba a conocer a alguien que me estaba dejando en las nubes y que, por diversas y inexplicables circunstancias, no prosperó más allá de un lindo proyecto. Cosas de la vida.</div><br /><br /><div></div><div align="justify">Días después, me enfermé y debí guardar cama en soledad. Qué duro se vuelve estar enfermo sin nadie que te diga, al menos, "¡mejórate!".... Pero ha habido momentos, pequeños instantes en que he puesto mi música favorita (Cocteau Twins) y algo mágico sucede: miro los barcos por la ventana, luego vuelvo y veo mis cosas, mi historia convertida en objetos y pienso que lo que soñé por tantos años, independizarme y armar mi refugio, está cuajando en un pequeño lugar, por ahora, con tantos sueños aún lanzados que alcanzar. Me siento joven y viejo, a la vez. Sediento aún de vivirlo todo, pero consolidado en otros aspectos. Buscando y encontrando. Desilusionándome y soñando. Viviendo las lecciones y, definitvamente, aprendiendo.</div><p></p><div></div><div>Foto 1: Tristancio</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-60454574984144698902008-03-19T00:17:00.012-03:002008-11-13T01:23:14.713-03:00Los dos conocimientos<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyZycNIp_5BIbVAdPcVGATOsOfJDZrv429oXwWXU6JtJinxIuWqnFyCYkfnctRIp21M2GYbBJJDgBWrf1HgQH71cu2WHrrlz79VI1vRDeo0itcvO09beQdTKY4Jktw4TmD38QZ/s1600-h/foto5.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5179509294389912882" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyZycNIp_5BIbVAdPcVGATOsOfJDZrv429oXwWXU6JtJinxIuWqnFyCYkfnctRIp21M2GYbBJJDgBWrf1HgQH71cu2WHrrlz79VI1vRDeo0itcvO09beQdTKY4Jktw4TmD38QZ/s320/foto5.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Caminaba apurado, como suelo hacerlo, hacia alguna de las tantas "estaciones" de mi trabajo. Probablemente una conferencia de prensa. De pronto, de la nada, apareció una gitana y acercó su mirada directamete hacia la mía. Me dijo, muy segura: "basta de acumular conocimientos en los libros. Basta de creer tanto en lo que tus conocimientos dictan. Te queda por aprender la vida práctica, de las lecciones que enseñan los logros y las caídas". Mientras esperaba que me pidiera un billete y-desde mis prejuicios- intentaba no dejarme llevar por las trampas en las que -admito- caí alguna vez (fue sólo un billete de $500.. esos que ya no existen), la gitana siguió su camino libre, pero me dejó pensativo en torno a sus palabras.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5179511106866111810" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="235" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUTUl3z4m1OgysgVT9FWhwJEY52l0bGyjzHCwiN1q0nV5-KoPDlOSwE9iYmmiZZn54wo5m_0qT8otK7t_9Zl6OmRP4ufCsWJlvwXVS5G1CksTD_WhE3gRjrkKZRDfNen0EStgz/s320/reloj.bmp" width="218" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Más tarde, entrevisté a un pescador y un portuario. Ambos eran hombres curtidos por una vida de trabajo. Lamentaban la precaria situación que vivían. El pescador (de la región del Biobío) decía que los industriales no le permitían a artesanales como él un mínimo garantizado de anchoveta. Por ello, no podía obtener recursos para mantener apropiadamente a su familia. El portuario me contaba sobre el inminente despido que sufrirá después de años de labores en el puerto, como estibador. La privatización del espigón dejará a otros 1300 jefes de familia, como él, de brazos cruzados. Ambos, el pescador y el portuario, casi no habían recibido educación formal. Los dos eran producto de sí mismos. Sus miradas, conectadas con la experiencia de los años, los delataba como sus propios forjadores a pulso de sacrificio y valor.</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5179511849895454034" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 213px; CURSOR: hand; HEIGHT: 280px; TEXT-ALIGN: center" height="264" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXQzbxNRfNFYpvJ-2bUAyz8376X3lkjKTQ8BgqFMVOBqHCGv9Og4EsFUXrKtO1cThfwx4UFEb4QOzwPdVPfR9dXq3Geyzi_xGV12Jg1CApIBkbN4SK-IZ1qIMD7vh4EURFR1-y/s320/pescador.bmp" width="209" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Recordé las palabras de la gitana. A veces no basta con leerlo todo, con querer saber las más recónditas teorías y sumergirse en las últimas conclusiones de los diversos conocimientos si ello no va de la mano de una aplicación y aceptación cotidiana de los conocimientos. Esa sabiduría que sólo los años entregan; los ojos adiestrados de ver al sol alzarse y esconderse; el olfato fino de las abuelas que adivinan embarazos y de los viejos que pronostican males o advenimientos increíbles. Qué ganas de tener, al menos, una chispa de ese fuego para afrontar las trampas que la engañosa ansiedad, los dictámenes y espejismos del ego o las pulsiones que nuestra propia historia nos ponen en frente, para jugar por momentos con nuestros erráticos transcursos. </div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-78696295658879573772008-03-10T15:41:00.012-03:002008-11-13T01:23:15.351-03:00El round del cambio: Hillary vs. Obama<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKZEO6VbZxjpYDdb9t-NYbawbd2IP-1IMojL375-Y2bhtqJ73Yyz890VyQSWd6AX_73ucFLa7ZfWzh47uBkReN2T754zXuFyg47anknYHtitNLyLpidaCWAKHAGWMQy8f75tCt/s1600-h/obama-hillary.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5176202178161927234" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKZEO6VbZxjpYDdb9t-NYbawbd2IP-1IMojL375-Y2bhtqJ73Yyz890VyQSWd6AX_73ucFLa7ZfWzh47uBkReN2T754zXuFyg47anknYHtitNLyLpidaCWAKHAGWMQy8f75tCt/s320/obama-hillary.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">No debería interesarme directamente la elección de Estados Unidos. No es mi país, ni su cultura apela directamente a mis gustos. Sin embargo, nadie puede desconocer que las políticas públicas del Imperio del Tío Sam afectan inexorablemente al resto del planeta. Por ejemplo, la desaceleración de Washington tiene en suspenso a economías emergentes como la nuestra. La ley es muy simple: si el gran devorador come más lento, los productores y proveedores de materias primas también vamos a ese ritmo. </div><br /><p align="justify">Lo mismo sucedió con Irak. Estados Unidos, o mejor dicho, la asquerosa política externa de Bush, decide derrocar el régimen de Saddam Hussein para garantizar el aprovisionamiento de petróleo... y, ergo, el resto del mundo se hunde por el alza descontrolada del precio del crudo. Todos finalmente sufrimos las réplicas.</p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5176203269083620450" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggQaAc3q5vdc6i21hnd2AkhFHs4tpTBEoVu13fxUWLJZN0kM7rZ8OkAqqhDg6ZM4VwZzAhbj4tsQ5ZEurJ49MytSEE3Nlm9FTp4V3Xlu4BECkGHwUrkpv-mt8_FXQlaQobNoVS/s320/hillaryobama6.jpg" border="0" /><br /><br /><div align="justify"></div><p align="justify">Por todo lo anterior, estoy muy pendiente de la próxima elección presidencial de Estados Unidos. Hoy en la batalla de los precandidatos (demócratas... para mí no hay otra opción. Jamás me gustarán los republicanos, pese al elefante que los simboliza), sigo con especial atención el escenario que ocupan Barack Obama y Hillary Clinton. He visto por <a href="http://http//www.youtube.com/watch?v=MD9F1t9GQzA">youtube</a> los debates en que se han enrostrado sus respectivas debilidades y fortalezas.... Hillary le ha criticado a Obama su teórica falta de experiencia y, como contragolpe, el senador le ha recordado que él votó en contra de la invasión a Irak a diferencia de ella. Han sido entrentamientos sucesivos e informados. Contrario a lo que sucede con nuestro proceso eleccionario, en que los comandos regulan lo que los canales de TV pueden hacer, y nos ofrecen aparentes debates que no son más que malas entrevistas dobles (y tamizadas por la censura).</p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5176203569731331186" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxXOmCzap2nN2ZnxLDp0Xos5ANUCNXRM_Q0RDXccIk5MpCQZXqxLXYfOgB4SA9wHYmqoJbJjszQpus_20YkzQKQPmgO6gFZVhz-YRIV9iEaiNpaV0KXU-yMw2SVausL928cTr2/s320/hillaryobama3.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Entre Hillary Clinton y Barack Obama, lo prefiero a él. Su programa de gobierno basado sobre la idea de un "cambio" en las prácticas políticas de Washington me convence más que las promesas populistas de una mujer que representa lo peor del establishment partidista. Lo digo por su estrategia de apelar al miedo de los prominentes votantes con el objetivo de asegurar su escaño. Una campaña de Hillary le dice a los electores: "Son las 3 de la mañana y sus hijos están durmiendo a salvo. ¿Quién prefiere que conteste el teléfono? Su voto decidirá quién responde la llamada. Alguien listo para ser el líder en un mundo peligroso". Eso para mí es publicidad sucia. Lo mismo que intenta hacer al mostrar una foto de Obama vestido de árabe y tratar de hacerlo parecer como pro-talibán frente a una masa desinformada que no diferencia atuendos y asimila el mundo árabe como una realidad homogénea.</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5176204347120411778" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUrTPqhDVxCHFJCERS2m61bfoBHpqn6RKhY7hlhimxLHPLeupFXH3r3-VOBGPwX9i0HnOYA3Y1SBH1GiHEwCtbbm2HuVfpywfZrByLDxYf2tn_3oXTRbyFdA-gKVTaAKI12Abr/s320/hillay+obama2.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Al parecer Estados Unidos ha entendido gradualmente cuál de los candidatos representa mejor los principios liberales y flexibles que alientan a los demócratas. Las últimas 15 caucases (asambleas) -excepto en Texas y Ohio-han significado una seguidilla de derrotas para la campaña de Clinton y su temerosa treta ofensiva. El número de delegados ha crecido exponencialmente en favor de Obama, mientras la elección más avanza en los pequeños estados, los mismos que Hillary erróneamente ignoró por los centros urbanos, como Nueva York y Los Ángeles, donde triunfó en las urnas. </div><br /><br /><div align="justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5176206314215433362" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOckWnVvj-bFNZQ-gnR2pppywnt0zUQtUgNDOot6rpIvI_JR1xSbUNNAwkHjH0hFGfmYSszpvTgtVQ9Aidf0nAf_jRAjqopJUapc5aGpL7iEMUfMsM398qVbXc_CZ5LnCLPfBi/s320/hillaryobama4.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">En mi opinión, Barack Obama ofrece reales alternativas de cambio. Tiene algo de las tempranas promesas de Bachelet, de volcarse a los ciudadanos y escuchar sus demandas. Su anuncio de darle licencia de conducir a los inmigrantes ilegales es más responsable para mí que la de Hillary de prohibírselas, porque ello incurriría en una legitimación. Lo mismo en otras materias. El real cambio está en quien toma el riesgo, más allá de todo populismo, de crear mecanismos de participación, de reconocer las prácticas cotidianas de un país, de propiciar en él las posibilidades de una vida más feliz y armónica... Si los gringos consiguen algo de eso, no pasará mucho para que actúe la "tripple-down theory" o ley del goteo de Ronald Raegan y algo de ello pueda caer en la lengua estirada de quienes vivimos en el patio trasero.</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-77452397189318505462008-02-27T18:31:00.011-03:002011-03-09T11:17:05.685-03:00Fin de verano<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqgQFpj3cgF1w_o4CyOnw8kTKvBQEmwI_ODaBG-jT4alF5JSVuHuRspZi5wmengCV1rBiYG_teAVmy0Uk1qswgbrtcydSwQHN45KZf8T7t7wTGbSNGXe4kgzNzBzMoEqQSy9WP/s1600-h/fin+de+verano.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5171785712747759922" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqgQFpj3cgF1w_o4CyOnw8kTKvBQEmwI_ODaBG-jT4alF5JSVuHuRspZi5wmengCV1rBiYG_teAVmy0Uk1qswgbrtcydSwQHN45KZf8T7t7wTGbSNGXe4kgzNzBzMoEqQSy9WP/s320/fin+de+verano.jpg" /></a><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">En marzo comienza el año. Es el mes en que retorna la "regularidad" de los días fríos, salen a la calle los paraguas, las bufandas y las ropas grises, y la travesura estética del verano se duerme al fondo del clóset.</div><br /><div align="justify"></div><div align="justify">De pequeño, era el mes maldito que significaba volver a clases, dejar a un lado la libertad de las vacaciones y tranzarla por la compra de útiles escolares, uniformes y la rutina de un nuevo horario de clases. Aparecían los compañeros de curso y profesores a veces desconocidos, la renovada programación de la TV, los cuadernos en blanco, los lápices de cera, plumones y témperas con olor a juguete recién fabricado. </div><br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5171786112179718482" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEcvDx9Cc8jcSP-D2_xi5U3OSmb7sr5lX7Ikn8xcCuU_Kr2GJmduOiRi6DQHotELrZJUzIS3gysIHpb0gbeved01I08w_OthPZ2MBRU4b3UYbG92LGPkNGZEpvf2YiPacAgV6g/s320/verano2.jpg" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Ese ritual de comenzar nuevos caminos en marzo siguió, de alguna forma, en la universidad. En el tercer mes del año, tomaba los ramos que lentamente me acercaban al momento de convertirme en periodista. Me reencontraba con los compañeros que habían aprobado y tarjaba, ¡al fin! los cursos aprobados.</div><br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; DISPLAY: block; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5171785828711876930" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlJFijn59lJi8pcHr-TX6fg9D6gmxOqcQ3XR-UBtrYj7gGXP32rM4Q8XO6Xc64kVUxrSl3FUKreS_7nJbjPQFFNfMKiLc2nrJqOMYnvhuZ5cptmhYL8B9INKuVMgurgUyn9vZO/s320/verano1.jpg" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Sin embargo, hoy veo con cierta nostalgia el significado que antes tenía marzo. No tiene ya el sentido de comenzar algo nuevo, sino la oportunidad de mirar a lo lejos cómo vuelven los escolares con sus uniformes nuevos a las micros y las calles, cómo las universidades se repletan de "mechones" ansiosos y la televisión anuncia sus nuevos programas. La publicidad no deja de avisar sobre créditos de consumo para hacer frente a las demandas de lo nuevo. Y, entre tanta información, viene a mi mente un verano en la playa. Eran cerca de la seis de la tarde. El sol ya se ponía y mi papá me pedía que fuese a buscar y el balde y la pala que había dejado junto a las rocas, porque nos íbamos. Recuerdo que estallé en llanto, porque desenterrar mi balde implicaba despedirme del verano, de las olas, mis castillos en la arena, mi colección de conchitas (cuando en las playas de Viña había conchitas) y piedras. Sacudir la arena de la toalla y la piel significaba volver y decir adiós al gentil verano y sus últimos rayos de sol.</div><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Hoy me despido de la albahaca, de las poleras y las sandalias, de la sandía y el melón, de los brindis en la terraza de Lucy, de las playas de La Serena, de las lecturas bajo los rayos del sol intenso y reparador. Me sumerjo en marzo y su olor a comienzo de otoño, ciudad, sonido de martillos neumáticos, bocinazos, hojas muertas que caen y relojes que giran sin cesar.</div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-31650461433589499282008-02-15T18:07:00.029-03:002008-11-13T01:23:18.281-03:00El caos se escribe con la mano derecha<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpOioe-b-bw0oHlIJQg2T0u2CdMFuy2HUOh7q-bRDBxifWdRZynLPGKZZnpHKpEAtIQZ5e7wy-tbY1FzEBe2AkuFiZeGjm6Ps-uqDEri8Em8mjaO7JqYbdIlxKoZG5pi53lRBQ/s1600-h/mercurio.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167338072249288946" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="125" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpOioe-b-bw0oHlIJQg2T0u2CdMFuy2HUOh7q-bRDBxifWdRZynLPGKZZnpHKpEAtIQZ5e7wy-tbY1FzEBe2AkuFiZeGjm6Ps-uqDEri8Em8mjaO7JqYbdIlxKoZG5pi53lRBQ/s320/mercurio.bmp" width="182" border="0" /></a> <div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd93jG4i4xKW6xvzVBlJDkXYwsjCImHHVvKa3GEB1MPQmkaPCNy4aoqP9TxgJgO3ulRWZS_iCx5GOk2bUIaWlqmP21DgEiNamloBWOASgX0iOPo6RcheBmFEJNxLkUJLbWMHbQ/s1600-h/el+mercurio.gif"></a><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167335138786625746" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 172px; CURSOR: hand; HEIGHT: 86px; TEXT-ALIGN: center" height="153" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzBRtkCmb0xI__RuSNkTrDq7tK4Tz1voyVSxZ9R-KR3Z27R9LKWHJ-b1_GcYqsGJ2DfXwW0UTi5d4WVHEl_Xqlmp1CbwzmkylElLTVCfT099f1HeegP2MAKkMAgL_-js2Q2SnM/s320/logo_tercera.gif" width="200" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167337629867657442" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="62" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmG9EVChYuSPMNoAUqqPgs0KVWnM3sL7afL9C4I9s1gOnJi5LpVB6gh6nYosaZ6pHZQrSsBsSx-RyIeqHFvMbmSohZp0WFmC2FTcD3ggICNjk3ef4AwQRaXd3rjJ2KwDmRSkCX/s320/la+segunda.bmp" width="194" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">A medida de que los gobiernos de la Concertación han ido desgastando su arcoíris de promesas y "la alegría que viene", la derecha ha buscado en la prensa (de la que es prácticamente dueña) la estrategia para hablarnos de un Chile bananero, caótico y horrible, que se cae a pedazos. Es inevitable, entonces, hacer un <em>racconto</em> hasta el gobierno de Allende y recordar a una medio como La Segunda, que le pedía al Presidente que renunciara... </div><p align="justify"><br /></p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167328769350125650" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 180px; CURSOR: hand; HEIGHT: 192px; TEXT-ALIGN: center" height="255" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfA-NpDXVzPirLpxijZJN5b6zNLhdhcUwYJEUAk5q6NKZPUCgdATUIL7EH6szdXdtj74sWXDCWT6pZRIyOMEqarjBfzg-GfdlM25_Yraau6Q-kTht8Oz1e1bfE1fwDQK9Iyq3S/s320/prensa2.bmp" width="253" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167329001278359650" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 182px; CURSOR: hand; HEIGHT: 190px; TEXT-ALIGN: center" height="169" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHjx8tMlxgqYdTC8S1jNIg0rh1ZnheIOrrt-Mnze0TUn-LELbS2-CuIA9kTMQaZ1SKon_DUmZBYdDIRuXc6H1UvOlXVLc0HDCRMIiCtXBibbs-3A1KPmOLN3D9zYECDhKMVelF/s320/prensa7.jpg" width="142" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167330560351488146" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHZHMBqRf9c5oKBwCbNSXFR34XbK01N1G9xNYvbHz2lnLV2eZ8SGll79a2r8GEWvbsP9kwwJl3J4OH4SsEV_tIozW7MEZnE8WmRFD07PbJ8kCEhoOnbP9DG6spztf2-nz4sYBr/s320/prensa4.jpg" border="0" /><br />>> <strong><em>Esto es una vergüenza para el periodismo. Se le debería ejemplificar como la etapa más oscura de la profesión.</em></strong></div><p><strong><em></em></strong><br /></p><div align="justify"></div><div align="justify">Es así como por los titulares que cuelgan de los kioskos (y que informan a la mayoría de los lectores ociosos de este país, que no son capaces de leer más allá ni cuestionar las sacrosantas verdades del periodismo), se comienza a dibujar a un Estado fallido, que no funciona, que tiene un sistema de transportes horroroso (como si las micros amarillas no lo fueron), que es gobernado por una Presidenta estúpida (tanto así que llegó a estudiar medicina), coludida con una corrupción "inédita" (como si los pinocheques y los escándalos del Banco Riggs no lo fueran)... y, en fin, un Chile que se hunde y está estancado en un "subdesarrollo" (completa desinformación respecto de las cifras de liderazgo relativo, respecto de toda América Latina, que hablan de lo contrario y sitúan a Chile como ejemplo y líder).</div><div><br /><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167329280451233906" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="333" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhki95WieBgn-Om_oTH2ujOcMBrui15WXnY5NvXw1NT-L38JvCHBFB99ttqrCNjZDcOPbShhO45ltfqZRCqOcnkOFDz7ZAp-LY1Mc7rp2bH8Jjd2CBPviLkd_lNDCpSDEpn3G18/s320/prensa3.jpg" width="256" border="0" /><br />>><strong><em> La principal estrategia de la prensa opositora ha sido debilitar a Bachelet y derrumbar a Lagos, la mejor carta que tenía la Concertación, como candidato para las presidenciales.</em></strong><br /><br /><div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Y así, el ciudadano de pie, embuido en sus propios infiernos y placeres, cree a pie juntilla en el periodismo "facho", por ese contrato fiduciario pre-firmado, que reza "todo lo que la prensa publica es, de alguna forma, cierto". En consecuencia, se ha instalado la cultura del terror: todos temen al vecino, Chile se ha vuelto oscuro, peligroso, dominado por los lanzas, los espacios públicos se vacían, la señora con su cartera embutida en los brazos te mira con resquemor y Paz Ciudadana se convierte en un altar de sabiduría popular. </div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167334885383555266" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ9V09YBKzd-_iOUBaG6VwPP_emV2Cbaa-0xq_fj1KSOVbzSBxGECmG5ClWG2ZpfGromQTLNF-VzJBeWIV2eQcRYwxL6Hopes94_U9spwDn-8dMFFxST_I-nF4ZoDqak-Jd9pF/s320/latercerq2.jpg" border="0" /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167334614800615602" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFvULh8z8yaXUGtnG8hX3xyGxB6HaC8f8PGtFTV0IrnRe1bSgAai7LHV0EDBo8VGKwN2wdSQJArQxCDhOY9LX2EU_YqgSwRALIasEVRyjvx6ZEE7MTaY4URCY50GCMUD_5grpf/s320/lastercera1.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"><strong><em>>> Publicidad engañosa: La Tercera intenta desmarcarse de El Mercurio y apelar, con su disfraz, a una visión "más liberal". Sin embargo, su estrategia d</em></strong><strong><em>e todo apunta a parecerse al decano para penetrar el segmento más joven del ABC1.</em></strong></div><div><br /><div align="justify">Por otro lado, la economía irrefrenable de los '90 es dibujada hoy como un elefante blanco y torpe que se tropieza en sí mismo. Claro, si los medios dieran más énfasis a la crisis internacional, se entendería con más precisión porqué la locomotora no avanza como debiera.</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167330341308156034" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="414" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSd8F0xWF3GqisT0WkQ0iXK22qd6pM1z_FsopCooJkeDNDp8WRP1LumQbZzG52w_WahUi-44pJDCmv6UjStOlID6WWjK2ig6seRlNgtYhu1bwnnuulNmoPOtxDcURNZiJ1q-_r/s320/prens9.jpg" width="220" border="0" /><br /><em><strong>>>Muere Pinochet, el mayor asesino de nuestra historia, y El Mercurio retrata el hecho como tragedia nacional.<br /></strong></em><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">La prensa de derecha funciona así, con sus titulares terribles, que dan tanta importancia a un metro que se descarrilla (como para aderezar "los coletazos" del Transantiago), a los accidentes y atropellos protagonizados "por los buses orugas del sistema" (aislando el hecho en sí y reorientándolo al plan de transportes); que casi lanza fuegos artificiales con las caídas de Bachelet en la encuesta de turno; que revuelve una y otra vez la crisis energética o la muerte de carabineros (como si fuese un síntoma de irrefrenable estado de anarquía); que ensalza a una ministra que sale a terreno con los zapatos cambiados (oh, cierto.. no era un robot o una extraterrestre...). ¡Qué cansancio! ya ni siquiera leo La Tercera, El Mercurio ni menos La Segunda, que es el púlpito de la derecha más recalcitrante de este país. </div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5167339081566603538" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="234" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWXCf9INXWamuieBXQMUxuo3U1-ldOh8arHe6Y8r4JYNtKvWoBWd8mC6Wse5tOBvfRnzzEE2KH3heWo8IWDVqq3C670jd4BYIXsna6t2SuRR4FNSD4kjRiqQVtx7Ou1J023tg2/s320/la+segundddd.bmp" width="283" border="0" /><br /><div><strong><em>>> Escándalo con escándalo se paga: ¿Qué hacer cuando es innegable la principal noticia del día (aunque con una mitigación obvia en la voz activa de "detención a")?: reflotar un demonio para el gobierno, como MOP GATE, y </em></strong><strong><em>sobreponerlo al titular. </em></strong><br /></div><div align="justify"></div><div><br /></div><div align="justify">¿Qué salida queda? quedarme con lo que veo reporteando o leer, ver y escuchar con un constante y cansador sentido de desconfianza, crítica y lejanía. Lo que más me preocupa es que en el país con menos lectoría de Sudamérica y, por lo tanto, con menos conciencia crítica... ¿qué queda para quienes quieran informarse sin convertirse, a la vez, en borregos ideológicos de los hijos de Pinochet? </div></div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-55695654006353882642008-02-05T09:36:00.000-03:002008-11-13T01:23:19.781-03:00Val-paseando<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGTQQp8heOwFuz1nJ1AECJMCIQZDTFZt1ij5YfQvNIzOfq2q6Ido8_S-IsPP9ra6tlc3ubcvWLpomCHb6Xk_wdue2p1ydXgEcHymauNCcbWw1ebcTPmImkMv3wZZhD5q7N5xtg/s1600-h/P2030237.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163487737000580946" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="359" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGTQQp8heOwFuz1nJ1AECJMCIQZDTFZt1ij5YfQvNIzOfq2q6Ido8_S-IsPP9ra6tlc3ubcvWLpomCHb6Xk_wdue2p1ydXgEcHymauNCcbWw1ebcTPmImkMv3wZZhD5q7N5xtg/s320/P2030237.JPG" width="289" border="0" /></a><br /><div align="justify">Después de mi retorno a Valparaíso y sus eternos misterios, fui en búsqueda de los detalles, que más allá de los ascensores, el puerto o los cerros definen a este puerto muchas veces surreal y misterioso. En compañía de dos amigos de La Serena, que miran la ciudad con ojos más frescos e inocentes, enfilamos pasos y miradas por cerros, escaleras, curvas, calles, adoquines, troles, ascensores, miradores y rincones. Entre otras cosas, encontramos la galería de arte más pequeña de Chile, telarañas eléctricas, una tienda con sillas de peluquería, un ascensor de rieles chuecos, una vitrina repleta de muñecas tétricas, una casa con la bicicleta en el aire. Y eso no es todo... pasen a ver: </div><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163476475596330706" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 249px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 258px; TEXT-ALIGN: center" height="234" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaLbNk8BFTeFUT_AwXryK8Q9MAUqHWu_AWbzivTB2IjWPrwSfeSojBrZk-i9IFJ_1rjs62pIhSU0mAoX7cOsRUYoLm_UFX5qDIgd-i7IFIGhxaomB2Uu6s3c4tOUHM-AJjX5yI/s320/P2030146.JPG" width="227" border="0" /></div><br /><div>>> Ubicada en la plaza Aníbal Pinto, esta galería se declara a sí misma "la más pequeña del país". Tal vez sea cierto. No mide más de 1 metro cuadrado y de vez en cuando sorprende a los viandantes con microexposiciones que masacran o adormecen retinas <<</div><br /><p></p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163477540748220130" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgY4kyPh5HdzIEW9_BNQG1qD4e-sIfgJCaqnjVkB92ZjL6Eku1CHHRQms1rXbabWhKyZUpMxsA-b24v-tXLavJH6e_-Dmkg6CiWtd5ioQ8MPAJ6znHsAO_aJm2JUFWmA64h2hHn/s320/P2020019.JPG" border="0" /><br /><p></p><p>>> Una bicicleta colgada en el segundo piso de esta casa de calle Almirante Montt. Probablemente la dejó en suspenso un acróbata abducido o quizá siempre estuvo allí, contemplando la plastificación del cerro Alegre << </p><p></p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163478459871221490" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="266" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifXZW1pZBp_49yFdgwrxeyPNh84vcbhKQxeL4FdPL7-njUQ_EQ7LD-MAFICMK_qGQVme1J2lQ6H8hZ-hGJ3kwRBuKr06vRJi8ilqIYLSwWEZbHV4l0-4cuDmd_K5P3bdeXaEGQ/s320/P2020080.JPG" width="236" border="0" /><br /><p></p>>> En el Bar la Playa dicen que dan la bienvenida, pero parece como que advirtieran que adentro hay algo aún más macabro que sus gestos y vestidos, perfectamente sacados de una película de Hitchcock << <p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijvNpdTyI6oWqOgrkhbbKsXAeWSfk34hYFy5HnIBTG5tXSBkezPYikL0ofeIJcb47iI2LZ4WWvEOHca10jQns5TtJCubeGn1FURlv7mQe6IgSG5h-d3oYN_tuzQzk40V0ScjzA/s1600-h/P2030178.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163479795606050562" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" height="276" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijvNpdTyI6oWqOgrkhbbKsXAeWSfk34hYFy5HnIBTG5tXSBkezPYikL0ofeIJcb47iI2LZ4WWvEOHca10jQns5TtJCubeGn1FURlv7mQe6IgSG5h-d3oYN_tuzQzk40V0ScjzA/s320/P2030178.JPG" width="239" border="0" /></a><br /></p><br /><p></p><p></p><p align="justify">>> Cuenta la leyenda que un insatisfecho por la justicia, mandó a crear a la señora no-justicia, ubicada justo en el frontis de la Corte de Apelaciones de Valparaíso. En sus manos, la balanza no está en pie, no es ciega, sorda ni muda y su mano derecha en jarras denota que tiene una posición... Lo extraño es que señora No-justicia pareció ser oficializada en la estética del palacio, pese a que todos los días apunte su sardónica lengua hacia él <<</p><br /><br /><br /><br /><br /><div></div><div></div><div></div><div></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn0YL3Z20XWEnnwq-ADmm9tWoKxbB3RGKa-L-MGKJk6k1Qu7Mfnn9PiNbajcudwE9-FKuEz2CFx0XnVUIMNXaAUGcLLT6y__DbPiR-YbX_UMsL_2zmtrCdrjosuvSQQVi3p8pe/s1600-h/P2030192.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163481543657740050" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 266px; CURSOR: hand; HEIGHT: 204px" height="215" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn0YL3Z20XWEnnwq-ADmm9tWoKxbB3RGKa-L-MGKJk6k1Qu7Mfnn9PiNbajcudwE9-FKuEz2CFx0XnVUIMNXaAUGcLLT6y__DbPiR-YbX_UMsL_2zmtrCdrjosuvSQQVi3p8pe/s320/P2030192.JPG" width="293" border="0" /></a><br /><div></div><div></div><div></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">>> Telaraña de troles que se tejen en los cielos de todo Valparaíso. Desde niño me parecía un misterio la forma en que los carritos eléctricos doblaban. Me preguntaba cómo no se enredaban las antenas y cables.. pero un técnico de la empresa, en algún reporteo me sacó de la duda. Ésta es la única "contaminación aérea" que no me molesta en absoluto << </div><br /><br /><br /><br /><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163483227284920098" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA0BCQer_g-wPhSMsoapUunXIpswYeNLGhBDE0i2M4pJYN49ojakAengcZpDaHwagO4qHsU-7-kGqw_vQjVvczSprubotqFlZ6hGBoVFVSaVtkUqbM-VSTIfebBiTcU_DqAw_X/s320/P2030244.JPG" border="0" /></p><div>>> El ascensor Concepción, el más antiguo de Valparaíso y el primero que se declaró en rebeldía al subir su tarifa desde 200 a 500 pesos, tiene un enrielado que dista de lo recto. En estricto rigor, el elevador sube en curvas hasta el cerro más visitado de la ciudad <<</div><div><br /></div><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6R4c4oUvEey478VCIyQc1ROpXRm0q-Q_RKVPhyphenhyphenE5csJz-SaVj_qJe-2YyHiD-DOokyyhUqMSSLDLp49uKcHfYawmbsQt44oA1IihpZCI8ExSnu5AdhKNvHLuw0BDn8sHFMvFo/s1600-h/P2030242.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163484988221511474" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" height="259" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6R4c4oUvEey478VCIyQc1ROpXRm0q-Q_RKVPhyphenhyphenE5csJz-SaVj_qJe-2YyHiD-DOokyyhUqMSSLDLp49uKcHfYawmbsQt44oA1IihpZCI8ExSnu5AdhKNvHLuw0BDn8sHFMvFo/s320/P2030242.JPG" width="221" border="0" /></a><br /></div><br /><br /><p></p><p></p><p>>> Y siguiendo con el ascensor Concepción, mención aparte merece su torniqute, una joya inaugurada con el elevador en el siglo XIX. Aún funciona y sigue girando <<</p><br /><br /><p></p><br /><br /><p></p><br /><br /><p></p><br /><br /><p></p><br /><br /><p></p><p></p><p></p><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163486298186536770" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiojy1gaWzi6nHir_X1NJ5wXAU39Ho3iPlbO2GrsKJ6Hq-FvUWbBJtWdoU4uNK8dFZH1yvJgtZSWtgJ6aZpmKZb2xHVXtYG_VTZPiR6i02-3OxnAHcifwNtu4t6O5hJLSSgrnPB/s320/P2030263.JPG" border="0" /></p><br /><p></p><p>>> ¿Pintados o reales? al fondo de un estrecho pasaje perpendicular a la calle Almirante Montt, dos hombres confunden y sorprenden, pero ellos -inmutables- sólo ven la vida pasar <<</p>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-84029176819859401422008-01-29T15:27:00.000-03:002008-11-13T01:23:20.735-03:00Mi bello verano<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjkUqzATpleHqmpylKVJb7BsMBgZjzbRZUjmCv548i-gd0Bah2XXFvYc4KvWC3jgcIfTjFlmGEUquHFsckSaFVDCILnQEHngKRjoe12uP1q-aFssRFNzCdNguHkNk_cCahim5K/s1600-h/P1030448.jpg"></a><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5160969318502061650" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6Uc_Zp9Om4IHLSM3ajBdNDpOKQ3XJNMD4vnujUdaxjnDhvE4W9-DTsf81pKQfJC_pLELgsE9oljTk3SbgKELLJtea2hjv0IjIGgKxgTSo7_YIDSRrXTxCcAqkW1ptaFOQgBvS/s320/la+serena.jpg" border="0" /><br /><div><div><div><div><div><div><div><div align="justify"></div><div align="justify">Diez días duraron mis primeros momentos de libertad en dos años. Fueron horas de recarga, de libertad, de volver a tantos detalles que había dejado pasar entre el tráfago de la sobrecarga laboral y una vida completa casi en función de eso. Mis pequeñas vacaciones comenzaron un viernes. </div><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Apenas pude dejar la posta de mi corresponsalía (con celular incluido) a una reemplazante, partí a Santiago. La capital para muchos puede ser símbolo de caos y ajetreo, pero para mí es el lugar de reencuentro con recuerdos importantes, amigos y una arquitectura que me reconforta y traslada. Me quedé en la casa de Lucy por 5 días. Entre los vapores de su cocina, el olor a albahaca, merkén, rúcula y vino, compartimos los placeres culinarios. Celebramos la luna llena, hablamos de amores y desencuentros, nos reímos de la vida, paseamos por una Providencia somnífera y fresca a eso de las 8 de la tarde. Celebramos también el cumpleaños de mi amiga, con verduras, ensaladas de fruta, gazpacho y champaña. Brindamos, reímos, dejamos que la noche fresca de verano se colara por sus ventanales, entre las notas de Chopin, la sonrisa de amigos como Mireya, Angélica y Andrés y el choque feliz de copas.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5160972342159038098" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgI-3gnrQ5lCOabX6xRRgzhcqRU5JLPbaqfPgphpmZ7sgJBlPZdZLVQKqdCVQkss4AWxw57D5bbUfrG2Ka5iAtkFXQRxzUCrtTH4xsTnXehtR4rkQCKD-HDJo-lQnpMdgrKYNQ/s320/SSA41506.JPG" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">En otras horas, me reuní con Rafael. Fuimos por helado de miel de ulmo (ñam!) al Emporio La Rosa, lo visité también en su acogedora casa de San Bernardo. Comí pastel de choclo preparado por su madre, recorrí el pequeño pueblo convertido en ciudad y me entrometí en las pequeñas ventanas con tenues luces encendidas en mi viaje nocturno, en el tren de regreso a Santiago (pocas cosas me desconectan más que un tren y su ritmo cansino que atestigua los poblados y caceríos como un visitante acostumbrado).</div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5160968923365070402" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfpy16fikF-Gz9JfZRK3w-dvaZciR-2IKzsCMFopVWwARXYllfdqqmaUXmhAcZXuMS9694GSBr4WSJZrhOd5mocOLBleGp-Xxjjyuvsoqq1aGHGqRSYte2EXjAsTZnMKO24g_6/s320/P1030430.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">Luego partimos con Lucy y Angélica (gran amiga también y ex editora.. de quien lamentablemente no tengo fotos!) a La Serena. Allá me hospedé en casa de mi amigo Ricardo, en pleno centro de Coquimbo. El primer día almorzamos en La Recova, ese mercado precioso que da un toque de chilenidad al colonial corazón de la ciudad de las papayas. Caminamos largos minutos por sus calles pequeñas, sus edificios pretenciosos, su ritmo adomecido de pueblo de provincia. Fuimos -también- a la playa hasta el hartazgo. Continuamos la caminata por esa extensa playa desde "Cuatro Esquinas" hacia el Faro. Lucy nos deleitó con sus sopas y brebajes veraniegos y Angélica con su conversación pausada e inteligente. Me reencontré también con Ricardo, en su antigua casa porteña. Vimos capítulos de "Cuna de Lobos" de culto, fuimos a la playa, recorrimos el "Barrio Inglés", salimos a bailar y también conocimos la imponente mezquita del Cerro Dominante, de Coquimbo. </div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5160969404401407586" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitadLnhCvdHjhtuGo9gFxbEav6Gpaq5TqqRxjdIAU12xJiGKgqFJpaj0anweN5J7U27F32WwjD3nDUR5cEFEgf06-qdVyooOuB4q4YUjVdSrs9Eukq1JKqaplY3zybjETXT92O/s320/MEZQUITA.jpg" border="0" /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5160971337136690818" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRQDU3Qs_dKkcUnP-gl9KeYDfF6L2uYSILPumK_5TkAbZTdWIm571DS9Na2K3302qByD-zaNxL8EtPX7TPUg-s9kALYtOY7V54tLlvvXYSNMD82uGYmsko_SOtmmaBXCoNG2rQ/s320/cuna+delobos.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Un paréntesis especial de este "viaje a la desconexión" fue el paseo por el Valle del Elqui con Lucy, un día sábado. Partimos temprano hasta Pisco Elqui, a dos horas de La Serena, donde almorzamos cabrito al jugo en un típico restaurante local, atendido con esmero por una sonriente morena llamada Teresa. Luego, bebimos Pisco Sour, nos contamos más vértices de nuestras vidas (gracias por la confianza!), recorrimos los pueblos de Montegrande, Paihuano y Vicuña con la mirada limpia y ansiosa. Compramos artesanía y queso de cabra y regresamos, con los pies cansados y los pulmones frescos, contemplando los últimos rayos de sol sobre el embalse Puclaro. Una imagen que difícilmente borre de mi memoria.</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5160969601969903218" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBK9qyrm5lBwWTSoXrDnxgLMmS6a1JYYT04yuKGrK-l3oI7EmpwuLgxSslTxN3sRqGgubyC7vwj-TMAig0YM9K6R4mensSMJzKIaTYdRxNWw5jq3Kk6ZiktN18CLVu-BIF2bN1/s320/vaLLE.jpg" border="0" /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Ahora de vuelta en Valparaíso, comienzo con intensidad mi trabajo a partir de mañana. Lo hago con las pilas recargadas, con una sonrisa en la boca, los recuerdos de mi desconexión y los momentos de veraniego anonimato durante 10 días en que fui prófugo de mí mismo.</div></div></div></div></div></div></div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-44301085158273680882008-01-16T20:17:00.006-03:002008-11-13T01:23:21.464-03:00El infierno emergió en la cima de Valparaíso<div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJgxf0h89SvTyLtdcklHCm4qlzUPWkIGO5s51iqC8IIHIqYU3jcYaE5pURJ1JncwFXPdW7YFp09ptprqz_Xap7vC2ICCs2sL6XIc01E_6iuXzAVEHhn-A2n9md4uyN862q6A62/s1600-h/la+cruz2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5156229817939273602" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 335px; CURSOR: hand; HEIGHT: 224px; TEXT-ALIGN: center" height="202" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJgxf0h89SvTyLtdcklHCm4qlzUPWkIGO5s51iqC8IIHIqYU3jcYaE5pURJ1JncwFXPdW7YFp09ptprqz_Xap7vC2ICCs2sL6XIc01E_6iuXzAVEHhn-A2n9md4uyN862q6A62/s320/la+cruz2.jpg" width="327" border="0" /></a><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">El implacable viento sur volvió a jugarle una mala pasada al puerto de Valparaíso. Lo que en un comienzo fue un pequeño foco de incendio forestal, en cosa de minutos se transformó en el peor siniestro que recuerde la ciudad puerto en los últimos 25 años. </div><p style="TEXT-ALIGN: justify"></p><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><div style="TEXT-ALIGN: justify">Un centenar casas destruidas y 350 damnificados dejaron las llamas que lo arrasaron todo a su paso, incluso a 10 automóviles y a los postes del alumbrado público. </div><br /><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5156287353321170962" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 325px; CURSOR: hand; HEIGHT: 206px; TEXT-ALIGN: center" height="197" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi01zPk2urGX_YUKLDXJL6nLZseQ7IuDzYM10CtEBmB_E3MxzqNg2J-DusFfjLqyVtV-S3vSXZCVmoD4lVBPBoZyl0f57-3y5Dfr_n5LIXi70xz4WbGuhsewjx6mz1Raeinupcw/s320/cruz3.jpg" width="324" border="0" /><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify">Pero la cara más cruda de la tragedia la simboliza Patricia Valenzuela. Esta mujer de 34 años había llegado con desesperación, la tarde del lunes, a la casa de su hermana Luz y su prima Nélida para evitar que el fuego consumiera la vivienda de material ligero que ambas compartían. Con mucho sacrificio, colaboró en la infructuosa extinción de las llamas y ayudó a rescatar con vida a su pequeña sobrina de seis años, Javiera Vargas, quien sufre displasia distrófica y permanecía en silla de ruedas. Sin embargo, ella no corrió la misma suerte. El fuerte viento sur que avivaba las llamas cubrió en cosa de minutos toda su casa. Las llamas quemaron el 98% de su cuerpo.<br /></div><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5156230062752409490" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="205" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxbWJp9ZnnAMR1_512faJAYvEVzSsNBGQn0A9rxUuJGSU-iQSCBs5N0PubFVJJb61-PhAZ5NCFBn5ENAK8IxH4z5T3GeLQ_LJL-ze6rq64okKeFg68GMalDzFIdX_np9nSzVed/s320/la+cruz5.jpg" width="320" border="0" /><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify">Esta madrugada Patricia falleció "sin dolor, y por las complicaciones derviadas de las lesiones que le provocó el fuego", según detalló un comunicado del Hospital Carlos Van Buren, donde se debatió entre la vida y la muerte por más de 48 horas.<br /><br />La mujer deja a tres niños y a su marido, Miguel Gáldez, un marino mercante que actualmente está embarcado en España y espera un pronto regreso para ocuparse de sus hijos.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5156230225961166754" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqWsQECdl-j1JB53Z3ONaD9Cs_4p2v1hLm8vgy3_53y4kWoLj5ZYNDYaF9UJWxtIOtUTdQ26cK_l_b4nY_m2lSmeT3YsnhLxxEy5uiJiCcUD_8jTuasR6dn5dAcVoyadkbEc3U/s320/la+cruz3.jpg" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5156287529414830114" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJv7xXdCwqnADZjzczdEDRYkK8d0KY6FNzY9B2-SPggiQXuYimtx_vygeIERdIOHAO5aSbBaFw44InZRGmdiHOC7gFSXHQ8SH7CtZvedCzjL4k2gK1T5WNFZhuyf_pmO6tyMvl/s320/cruz5.jpg" border="0" /><br />En tanto, en el IST de Viña del Mar, el bombero de 25 años Gabriel Lara sobrevive lentamente a las quemaduras que alcanzaron el 70% de su cuerpo. El fuego lo sorprendió al fondo de una quebrada, donde trataba de crear un cortafuego... pero en segundos, el viento trajo consigo una lluvia de llamas incendiarias en su dirección. Según contaron los voluntarios que lo vieron en sus últimos minutos de conciencia, Gabriel gritaba que no podía respirar, que estaba quemado. Detrás de él, el fuego prendía más casas como si fueran pequeños fósforos.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5156230414939727794" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="182" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil-ntOAn99wR9DsStsZAthwkgbcgjDe7BVRCEluCclClF1O3IEDZKvC2t6UIqdQdsYSrQvEThj3x80QiAH8SsohO7Z_eb-zRN4KmZfRvE9K-OYp5kKPO3dA2mLDiZpLO79EBH7/s320/la+cruz4.jpg" width="320" border="0" /><br />Así han pasado las horas. Lo que era un barrio lleno de vecinos que se conocían por años, que acostumbraban a apoyarse cuando la desgracia azotaba a alguno, hoy es el escenario para damnificados que deambulan como desconocidos. Intentan encontrar alguna pertenencia indemne a las llamas, y, casi sin energía, buscan la forma de atrapar recuerdos, mantener intacta la memoria, de reconstruir sus vidas más allá de las marcas del fuego.</div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-47465408666186382292008-01-07T13:52:00.000-03:002008-11-13T01:23:23.444-03:00La micro "O" y su fauna de actores libres<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhj1fHxnYdIZSG4L9mRP03BKIaO0Dcgn66R6GiBYU8e8LGNNCxTqemGi5nMbEHSzV0DiRHt6g1mlb99z2QVy8aSaZQBC_66zn2jY_bvcRGGiHuYVlZ0TyVTmbykhzArJeftwZ_P/s1600-h/micro0.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhj1fHxnYdIZSG4L9mRP03BKIaO0Dcgn66R6GiBYU8e8LGNNCxTqemGi5nMbEHSzV0DiRHt6g1mlb99z2QVy8aSaZQBC_66zn2jY_bvcRGGiHuYVlZ0TyVTmbykhzArJeftwZ_P/s320/micro0.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153543229996279538" border="0" /></a><div style="text-align: justify;"><br />En uno de mis tantos periplos diarios de reportero, debo recorrer calles y más calles a bordo de un colectivo, una micro o el móvil de algún medio amigo. Generalmente, aprovecho estos lapsos de tiempo muerto para avanzar algunas páginas en mi libro de turno o simplemente, escribir despachos y ordenar ideas sueltas. Sin embargo, ayer debí tomar la micro 612 o más conocida como "O" (o museo, porque deja ver lo mejor de Valparaíso desde los cerros) dejé la lectura y concentré mis miradas en la amplia variedad de personajes que abordan un microbús. Tantos personajes casi circenses que quizá pasan inadvertidos en la costumbre, pero que, en conjunto, representan una puesta en escena muy representativa de esta cultura.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHsokvLxJE03dJgkEoQGiYOsC0YY7RtCxS9lgEZj9GVdTb4NB7YyuyJhVSgVFoQIxuEMQrfeZI6nsKGswe9aP3doLB822HjGTo1lFsDHr3jzNyirfZ8jQt0e6vzT-06Lvp4KIj/s1600-h/micro02.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHsokvLxJE03dJgkEoQGiYOsC0YY7RtCxS9lgEZj9GVdTb4NB7YyuyJhVSgVFoQIxuEMQrfeZI6nsKGswe9aP3doLB822HjGTo1lFsDHr3jzNyirfZ8jQt0e6vzT-06Lvp4KIj/s320/micro02.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153543509169153794" border="0" /></a><br />El primero fue el típico sapo. Con sus códigos inentendibles, estos marcadores humanos gritan sus cálculos, cuelgan de las escalas, extienden la mano por un par de monedas, y retornan a las viejas máquinas con reloj que, en teoría, deben garantizar el paso ordenado de los buses. Lo suyo es el ver la vida pasar.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixhVQwRzJWdoSdEIBOslHLu-P8R2X5Whv8FVPxePq7nTDxO477phrF37fmbPo3gtnh0QbuD1DAmzUDVCjmjtnvelMWsyhJDuLGQ93AGiPoUgR7us_W5AibDH9DutpAQOr2hUCP/s1600-h/micro03.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 248px; height: 331px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixhVQwRzJWdoSdEIBOslHLu-P8R2X5Whv8FVPxePq7nTDxO477phrF37fmbPo3gtnh0QbuD1DAmzUDVCjmjtnvelMWsyhJDuLGQ93AGiPoUgR7us_W5AibDH9DutpAQOr2hUCP/s320/micro03.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153543668082943762" border="0" /></a><br /><br />No bien se bajó el "sapo", subió quizá el más reconocido de los personajes: el cantante de micro. Entonó "Luchín" de Víctor Jara y "La Exiliada del Sur" de Violeta Parra. Tenía una gruesa voz, forjada a recorridos, desafinada a ratos, y una guitarra fiel, que tocaba con fuerza. Su sombrero de vaquero cubría una entrada amenazante, flanqueada por su cabello largo, entrecano, dañado por el exceso de trabajo, desteñido de tanto sol.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgL9m6_lyGUPm2Non5E_igjVizAzaclTGNOQ7mnnGwHd9v1zAotDRsndTSMOeGYIRkEP0ZgfUWAL3X7PKuvc4_QkPpu8-_cacEqLDGstEc37n8N7yLA-I5lrqC1LzR6uHghw4WN/s1600-h/desdemicro1.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgL9m6_lyGUPm2Non5E_igjVizAzaclTGNOQ7mnnGwHd9v1zAotDRsndTSMOeGYIRkEP0ZgfUWAL3X7PKuvc4_QkPpu8-_cacEqLDGstEc37n8N7yLA-I5lrqC1LzR6uHghw4WN/s320/desdemicro1.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153546008840120130" border="0" /></a><br />Dos cuadras más arriba, un circunspecto cortaboletos desfiló como autómata asiento por asiento. Me pregunté por sus pasiones, sus locuras, su historia... mientras él pasaba, saludaba y recolectaba la indiferencia de los pasajeros, más atentos quizá a la radio que sintonizaba un programa con auditores que llamaban contando problemas amorosos... o la belleza insolente de Valparaíso cerro abajo.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoGLzCSUjNEqLSj5ohqWDGp5WrGJsS_NeNqmnPi6i5i_sNaYB77AafMygykDf5voFR819zUotPPe7SFgGVU67VSYYFujU5EtrxiYaQayY6lCRPn9NSLUz28yOZrZnsiY_VogDC/s1600-h/micro04.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 304px; height: 229px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoGLzCSUjNEqLSj5ohqWDGp5WrGJsS_NeNqmnPi6i5i_sNaYB77AafMygykDf5voFR819zUotPPe7SFgGVU67VSYYFujU5EtrxiYaQayY6lCRPn9NSLUz28yOZrZnsiY_VogDC/s320/micro04.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153544015975294754" border="0" /></a><br />Una señora muy flaca y morena abordó el imaginario proscenio para contar su historia. Su marido estaba postrado con cama con un cáncer terminal y ella estaba enferma del páncreas. Pedía una colaboración por sus hijos. Ofreció una lámina de Santa Teresa de los Andes que pocos llevaron a sus billeteras, a cambio de par de monedas. No supe bien si creerle o comprarle su historia. Me dio entre pena y desconfianza, debo admitirlo.<br /><br /><br />El vendedor de un súper juego de lápices no estuvo en este viaje, pero lo recordé de pronto de algún otro, porque caí en su trampilla y llegué casa con la "nadería", que funcionó sólo un par de horas. El "súper lápiz" traía otros de colores que regalé a mi sobrino. Luego, supe por él mismo que estaban qubradísimos por dentro. Timadores! y los tontos que caen.<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtddXXDbosfYkv10Lr6zGupADf1cZKMuAGWeEH_M6axzzqSI812CsxxLH-f0atqOHAU2hzkLFADNSVIBUbAd6WTx4neYel4eVClVWJr8Ejv5M2srTG9PUEJDTLHUcCTHD9u5bE/s1600-h/desdemicroooo.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtddXXDbosfYkv10Lr6zGupADf1cZKMuAGWeEH_M6axzzqSI812CsxxLH-f0atqOHAU2hzkLFADNSVIBUbAd6WTx4neYel4eVClVWJr8Ejv5M2srTG9PUEJDTLHUcCTHD9u5bE/s320/desdemicroooo.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153554968141899618" border="0" /></a><br />Ya a la altura de la plaza Echaurren la micro se hacía insoportable de personas, que se dirigían a Playa Ancha. Una masa excluyente para más personajes. Intentaron abordar, sin éxito, dos payasos. Esos que molestan la distracción de las personas y cuentan chistes de doble sentido, sin otro elemento que picardía casi infantil. Agradecí al destino porque no pudieron subir. Hay pocas cosas que desteste más que los payasos (excepto los venecianos). Me parecen escalofriantes sus maquillajes y sus voces chillonas... pero, bueno, me estoy desviando de tema. El recorrido sigue...y ya queda poco.<br /><br /><br />Al rato llegué a destino: el cementerio. Me quedé pensando en tantas caras, silencios, discursos y prácticas. En una micro confluyen de pronto una veintena -o más- de extraños que parecen tener en común más que el mero hecho de transportarse, de compartir diversos destinos. Tal vez el cansancio, el odio por la rutina, la ansiedad por estar pronto en casa, la valoración por los espacios abiertos que dejan ver las ventanas, la sensación de ser uno más que moviliza su vida en ese sui generis escenario móvil que, diario a diario, alimenta a tantos actores -que quizá no saben que lo son- libres por la ciudad.<br /></div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgooh34gQJ4ghr1LUDEBoVX5W4vpcZ01mfV5hmhMRVpbevYVQ_ofqgZwQjrS0QjCbMJc1zYQiNc3W-NsM4Jmtf3vKcxM3IDCCY38_T8GP1vLrUDteXTESZGsZ-6Fzh_hFL_2eI6/s1600-h/micro05.JPG"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgooh34gQJ4ghr1LUDEBoVX5W4vpcZ01mfV5hmhMRVpbevYVQ_ofqgZwQjrS0QjCbMJc1zYQiNc3W-NsM4Jmtf3vKcxM3IDCCY38_T8GP1vLrUDteXTESZGsZ-6Fzh_hFL_2eI6/s320/micro05.JPG" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153544316623005490" border="0" /></a><br />PD: Lástima no haberles sacado fotos a los protagonistas de esta historia (se las debo!) pero subo éstas que sacamos con Violeta en otra vuelta por la mítica micro "O".Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-12409580.post-487536332810887472007-12-22T11:47:00.000-03:002008-11-13T01:23:25.606-03:00Las antiguas navidades<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvbcj7dVN2ne8bG5S-K3vmfMWFsDlnRneS5fWvSD-3c9wcX6GXxhcj-0lzVqSIbO76xFMVZOiHtpPpYV9URvjBsccmViq8Vlj5TcO9fyxwHB9SanmStXOHR1FfG8I_yuRaNqL9/s1600-h/navidad1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5146823444424041906" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="226" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvbcj7dVN2ne8bG5S-K3vmfMWFsDlnRneS5fWvSD-3c9wcX6GXxhcj-0lzVqSIbO76xFMVZOiHtpPpYV9URvjBsccmViq8Vlj5TcO9fyxwHB9SanmStXOHR1FfG8I_yuRaNqL9/s320/navidad1.jpg" width="300" border="0" /></a><br /><div align="justify">De niño solía esperar la navidad, con anticipación, desde el primer día de diciembre, cuando sacábamos las cajas del árbol y la decoración del fondo del cuarto. Nos reencontrábamos con los adornos antiguos, como los ángeles de yeso, las bolitas olvidadas, las luces que ya no funcionaban y el pesebre que cada vez se trizaba más. Mi padre se afanaba en disponerlo todo armónicamente, musicalizar con villancicos y comprar decenas de pan de pescua y chocolates.</div><div align="justify"></div><div align="justify"><br />Recuerdo bien que mi rito era tarjar el calendario y contar los días. Por ahí por el 10 del último mes del año, elaboraba una detallada carta con peticiones al misterioso viejo pascuero. Se la entregaba esperanzado a mi papá-emisario y esperaba (de seguro, viendo los monitos de entonces, como "Juanito Escarcha" y "Eveneezer Scrooge") con la clara estrategia de destacar en sendos párrafos mis logros del año y mitigar mis traspiés. Mi papá se reía de su -entonces- calculador retoño (lo de periodista vendría después).<br /></div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5146824032834561490" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizVn7muw459NxJRI9_00iw9ClaXMHJfVPPHwMLf73wZwi7AEyQsqXpj97C4FAz1e3WHlddENJIS0DKoPDcHqw99kW71TgsmGhYfRtU5GBpukkEZ8Z4X2FXwc2O0p3EyjGBcpgU/s320/navidad3.jpg" border="0" /><br /><br /><div align="justify"></div><div align="justify">El día 24, mi padre, mis dos hermanas y yo, organizábamos desde temprano la cena. Él cocinaba una exquisita carne con trozos de verduras. Sacábamos el mejor mantel, los cubiertos especiales. Nos vestíamos para la ocasión y comenzábamos ese ritual de querernos a través de los minutos. Al rato, él hacía un ademán de ir a buscar algo. Ahí aprovechaba de abrir la ventana de su pieza, situar los juguetes sobre la cama y volver. Minutos después de las 12, decía, con una actuada extrañeza: "hay ruidos en la pieza". Yo, sumergido en la ilusión, corría hacia la puerta, la abría y gritaba eufórico por mis regalos, mis ansiados trofeos soñados por meses.<br /><br />La "treta" de mi padre quedó al descubierto en una navidad en la que ya me había enterado de la prosaica realidad de las cosas, a través de mis compañeros de curso y mis intuiciones más afinadas. Sin embargo, para no estropear la fiesta, fingía que seguía creyendo. Fue así cómo desenmascaré a mi propio viejo pascuero, endeudándose hasta donde su sueldo no alcanzaba, corriendo contra las horas, distrayéndonos de sí mismo, esmerándose por conservarnos dentro de un dibujo de bellas ilusiones, mientras su mundo se caía a pedazos de soledad y obligaciones.<br /><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5146823766546589122" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" height="236" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiQA6s6129vFtgUhanr6aY17nAhQcwZaHgJpGqoP4cCCtYPTi_qJX50YO-WeqfqIzf-H6WRvP5LZX9VoiXMp0xPmqy2-b1yGKgqWCQsqJlTMNEWC6AA1KjnfY-wkymNTVtJGhf/s320/navidad2.jpg" width="316" border="0" /><br /><div align="justify">Las últimas navidades con mi padre, la fantasía del viejo pascuero se había esfumado, no así su tenacidad por hacerlo todo ideal. Recuerdo bien que el 24 de diciembre de 1996, hace más de diez años, lo preparó todo mejor que nunca. Preparó la cena más exquisita. Nos repletó de regalos y sorpresas, como anticipándose a una despedida del ritual, que jamás fue igual desde que no estuvo. Hoy se ha convertido en uno de esos días en que más lo recuerdo, con su sonrisa triste, sus ansias de niño, su vigor por no dejarnos al arbitrio de sus tempestades. Con el tiempo, mi descrédito de las magias y los dioses, con mi desarraigo del sistema y sus dogmatismos de consumo, obnubilación y frenesíes, el 24 de diciembre sólo aprovecho de acercarme a mis seres queridos, mi familia y mis amigos y expresarles en un abrazo mi infinita gratitud. También es el día en que tomo una pausa y lo recuerdo a él, con su lúdico afán de hacerlo todo perfecto y bello. Su frenética búsqueda por conservar a sus hijos incólumes dentro del jardín secreto.</div><div></div>Manuelhttp://www.blogger.com/profile/10358598662110797682noreply@blogger.com11