viernes, octubre 20, 2006

Entre sombras y Luciano Kulczewski

Contradicciones, claroscuros del arte que no se excluyen.. el valor estético versus el funcional chocan vertiginosamente, a 100 por hora, en la obra de Luciano Kulczewski García, mi arquitecto chileno predilecto. Responsable de algunas manchas góticas casi insolentes en el tráfico urbano de Santiago y un estilo indefinible, que va desde el Art Nouveau al Modernismo, expresado en gárgolas, rejas en forma de telarañas, cerrajerías imposibles y arcos de medio punto. Según dicen los historiadores-arquitectos, su obra es una muestra constante de sentido del humor y espíritu lúdico.

Forjado en la Universidad de Chile, Kulczweski solía decir que la arquitectura debía ser "una herramienta que debía estar al servicio de la felicidad de los hombres". Un díctum interesante si se consideran los rasgos de su trabajo, que muestran gárgolas sangrantes, frisos vampirescos, capiteles que evocan constantemente las tinieblas. Sin embargo, quienes lo conocieron confiesan que Kulczewski era feliz como un niño cuando veía a familias completas agolpándose para utilizar el funicular, sobre todo, la estación baja.. su primera obra (el lugar que en mi infancia, soñaba como el castillo de Grayskull).

Como buen visionario, es hijo del Chile decimonónico. Nació en Temuco en 1896, en el seno de una familia de inmigrantes franceses y checos, quienes jamás abandonaron sus rituales ni su prudencia, lo que marcó fuertemente al artista, que siempre detestó los formalismos de la burguesía.

Por sus raíces sureñas, este humanista desde pequeño volcó su interés al Santiago indómito, desplegado en la naturaleza que rodeaba la capital. Fue un adelantado defensor ecológico, de hecho, constan sus esfuerzos por defender los orígenes y las ácidas críticas a sus pares, que, a su juicio, no respetaban ni ensalsazaban el Santiago original en sus construcciones.

También fue muy crítico del mercantilismo que movía a sus pares. Para él la arquitectura debía ser puro compromiso político. De esa forma, hacia el final de su carrera, sus ideales opacaron los desavaríos estéticos de su obra, que fue reemplazado por su volcamiento a las viviendas sociales. Fue así también como participó de la fundación del Partido Socialista (un PS muy distinto al actual, por cierto) y de la campaña presidencial de Pedro Aguirre Cerda.

El arquitecto, adicto a la opacidad, murió en 1972. Según reza la leyenda, se suicidó en un ataque irreversible de nostalgia, aunque la historia oficial habla de una enfermedad prolongada. Sus cenizas fueron esparcidas por sus hijos entre el Cerro San Cristóbal y el Cementerio Pere Lachaise en París. Sin embargo, su estilo imperecedero descansa el múltiples obras que se han convertido en lugares de procesión para sus cultores, como el acceso al funicular, la casa de los Torreones (calle Estados Unidos) -fue su casa-, la sede del Consejo de Monumentos Nacionales (calle Viña del Mar con Vicuña Mackenna), la población Los Castaños (Independencia), Colegio de Arquitectos (Alameda), la casa de las gárgolas en Merced y múltiples poblaciones anónimas desplegadas por la periferia de Santiago.


3 Comentarios:

A la/s 10:27 a. m., Blogger smoked eyes dijo...

Querido:

Me encanta descubrir la ciudad con tus ojos eruditos y amantes de la formas urbanas, espero visitar esas construcciones en mi proxima visita a Stgo-sin-city. Y espero que nos sigas complaciendo con estas crònicas de tesoros urbanos escondidos bajo la pàtina del tiempo y la desmemoria

 
A la/s 10:27 a. m., Blogger smoked eyes dijo...

lo olvidaba:

besos deconstruidos


C.

 
A la/s 5:56 p. m., Blogger kulczito dijo...

Hola:
Seguro que la casa de las gárgolas, en Vicuña 84, es de Luciano?
Me parece haber visto en ella la firma de Costabal Zegers.
Saludos a todos,

 

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