miércoles, septiembre 27, 2006

Transfusiones


Este martes me convertí en un azucarado tío de mellizos. Debo confesar que adoro a los bebés (no tanto cuando lloran) y supongo que forma parte de mis proyectos tener alguno a lo largo de la línea. Mientras tenía en brazos a uno de ellos (Augusto, que es igual a mí... ) pensaba en todas las pequeñas herencias simbólicas que me gustaría traspasarle... y eso me sirvió para evocar las propias, las que mi papá me transfundió camufladamente en tantas conversaciones y miradas. Recuerdo bien las caminatas a lo largo de las vías del tren oxidadas, cerca de la tornamesa de Valparaíso... los paseos en ascensor, los dulces que cómplicemente comprábamos en un negocio con muebles antiguos y jarros de vidrio enomes -repletos de confites-, que estaba cerca de la plaza. Los rituales de domingo, con helados gigantes (como los de antes), los mitos tejidos en sus cuentos inventados sobre la marcha, el juego de jinete sobre los feroces leones de bronce. Son tantos, algunos incluso borrosos, tizandos con la pátina de los años. Supongo que ahora será necesario desanclarlos para que cobren vida en otras imaginaciones y memorias....En eso pensaba, mientras mi sobrinito abría tímidamente un ojo....en que tomaré el bastón de relevo de mago e inventor con un melancólico entusiasmo. Entre mis labores deberé enseñarles ajedrez, tal vez el juego arquetípico de mi familia: transmitido por mi papá desde pequeño....en movimientos, trucos, estrategias.. las batallas secretas de alfiles, torres y reyes. Lo abandoné cuando todo se volvió gris y desde entonces permaneció en silencio, el tablero se llenó de polvo. Volver a soplar los cuadritos y las piezas será reencontrarme con tantos momentos que he querido no-recordar (que no es lo mismo que olvidar) por miedo al dolor....pero siento que el tiempo ya ha hecho lo suyo. Después de todo, la piel que crece bajo las cicatrices es de otro tejido, más curtido y resistente. Volver a vivir los olvidos es, de alguna forma, cambiarlos de percepción.

2 Comentarios:

A la/s 9:03 p. m., Blogger Udo dijo...

Que texto más hermoso. Debo de confesar que en ese aspecto de mi vida me siento algo "manco", soy hijo único de madre soltera, a mi padre lo conozco, pero supe de él sólo hasta los quince años, a veces digo no me hizo falta, pero pucha que sí me hizo falta, por lo menos su presencia me hubiese hecho una persona con más carácter, menos inseguro, me hubiese hecho creer más en mí.
Pero bueno, todo ocurre por algo, quizás a papá mono no le hubiese gustado la idea de tener un hijo "Oso". Me alegro mucho por tí y tus sobrinos mellizos, no dudes ni un minuto, ni una fracción de segundos que esos hermososo niños traerán mucha felicidad a tus días.
Un abrazo muy grande, nos vemos.
Sal-udo.

 
A la/s 11:30 p. m., Blogger smoked eyes dijo...

Brindemos entonces por esos pequeños principitos que se asoman al mundo. Mientras abren por fin sus ojitos deberás desde ya, no sólo reeditar el juego de los reyes, también los paseos en bicicleta,los títeres, los cuentos y las panzadas de caramelos. Ignacio y Augusto .... lindos nombres.

besos de algodón

 

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