No todo lo que brilla es sexo
La modernidad, con su ¿cumplida? promesa lógica de haber superado los supuestos y trances dictados por la tradición, nos llena de supuestos cotidianos a los que estamos "voluntariamente obligados" a asentir, como si fuesen mandamientos civilizados. El sexo es inequívocamente uno de ellos. Ya lo leía en el blog de mi estimada colega Madelaine, no hay otra practica social más sobreestimada que hablar de sexo, compelirnos a gozarlo, consumirlo a destajo en los esquemas publicitarios o la industria del entretenimiento y, luego, hacerlo eco en nuestra intimidad.
Todo habla de sexo (que freudiano!). Como si fuese la única energía primitiva que nos mueve -y, de paso, hace girar el mundo. Es la mejor treta comercial imaginada por la moda, el afiche de la cerveza, la canción que pega en la radio, la película hollywoodense del momento, la conversación cotidiana con los amigos. Parece no haber otro tema, si alguien no evoca algún chiste, consejo, vivencia, consejo, drama o recuerdo de origen sexual.
No soy en abosluto un moralista, también bebo de las aguas que aquí critico, pero me parece que exacerbar el sexo, como el depositario de todo lo que somos como humanos, es la opción de transitar, en constantes retornos, por el costado más animal, instintivo y básico de los que vivimos, como si no exisitera otra componente, otras energías, pasiones o motores. Finalmente, al optar hipnóticamente sólo por el sexo como temática transversal, se vuelve sobrevalorado y hasta tedioso, transportado al ruedo donde veraderamente cobra sentido: el íntimo. De ahí nacen no sólo los recompensados logros escénicos, también se ponen en juego las mayores frustraciones que hacen agua el autoestima y cargan a cuestas un historial de imaginarios distorsionados, en relación con la dictadura de los cánones normativos. Esto no quita que el sexo sea estéticamente hermoso y sublime, pero no seamos reduccionistas: hay mucho más por vivir y hacer que darnos como conejos autómatas.
(Fotos: Steven Meisel, del libro "Sex" de Madonna)
4 Comentarios:
Yo creo que hay dos clases de "hablar de sexo" (ya sea una persona, una canción, un comercial o lo que fuese): la obvia (que se nutre de lo genital, de lo físico como soporte para llegar al interlocutor) y la trascendente (aquella que escarba en las secretas pasiones de las personas, en los deseos ocultos, el los placeres culpables...).
Personalmente, disfruto mucho con ambas. No soy de ésos que piensan que se debe "academizar" el sexo continuamente: también me gusta hablar, escuchar, ver y leer algo sin mucho sentido profundo; algo que, como dije, se quede entre el ombligo y las rodillas. Sin embargo, cuando ese tipo de temas no se puede trascender, ahí estamos en un problema. Porque, tal como dices, el sexo por el sexo se vacía del contenido que tiene en la vida real.
Yo tengo buen sexo y me gusta (confesión de parte), y considero que es sublime cuando se liga a otras cosas -en este caso, amor y deseo intenso-. Si no hay nada más, entonces todo se convierte en una mera reproducción de "estrategias" que algunos creen que son valoradas ciegamente por todos...
... pero no. Habemos algunos que queremos, pretendemos y exigimos más. Sé que estás entre estos últimos (al igual que Madonna, cuyo libro trasciende lo obvio y se llena de simbología).
Buen tema. Me concierne mucho, ya que -además- "el sexo me da trabajo" (Taty)... Y que conste que no soy un trabajador sexual, je je.
Abrazos, amigo. Tqm,
rOd.
Yo disfruto en demasía hablando de sexo contigo... porque siento que no hay tabús... pero así como ello, muchos temas más son un deleite contigo...
lamentablemente la exacerbación del sexo dejó de sorprenderme... hasta la naturalizo...
Besos
MZ
Hola Vemod:
Estuvimos por mucho tiempo castrados y no podíamos hablar del ombligo para abajo porque supuestamente era pecado. Por los años 60 con el hipismo vino la revolución de las flores y el amor libre. Los desnudos por reconocer que teníamos un cuerpo sano que podíamos mostrar sin temor y pudor, causó muchos estragos en la sociedad hasta su aceptación. Aparecieron muchos lugares nudistas, donde como Dios nos mandó al mundo exhibíamos nuestras partes íntimas con orgullo y hasta desfachatez para taparle la boca a cartuchos conservadores y mirones.
El sexo hace mover el mundo y a las personas y ... "como nos movemos", pero utilizarlo para vender productos y utilizar tanto a mujeres como hombres como objetos de.... no me parece nada bien. Lo encuentro poco creativo y decadente.
El cuerpo desnudo es hermoso, lo es de verdad, hay cientos de fotografías que lo demuestran, pero abusar de el para publicitar, como comentas, me parece de mal gusto y decadente.
El cuerpo es nuestro templo, debemos cuidarlo y compartirlo con quien realmente queremos o amamos, el resto es lujuria. Amo la intimidad y la complicidad en el sexo y si quiero ser un conejo como dices, se perfectamente con quien puedo serlo y no tiro mi miembro a la chuña.
También hoy es usado para promover piezas de música como el regeton con su perreo, nunca había visto cosa más ordinaria y vulgar, ni siquiera en una película porno de bajo recurso.
Ver un cuerpo desnudo como el de Madonna me excita y atrae porque es una mujer común y corriente, no me pasa lo mismo son una modelo anoréxica con su huesos al aire o con otras quienes han intoxicado su cuerpo con plástico y siliconas, pasa igual en los hombres, afortunadamente no necesito tomar esteroides para acentuar mi masa muscular o usar extensiones para aumentar el tamaño de mi pene, estoy muy agradecido con lo que tengo y me tocó en la repartición.
Por otra parte me gusta hablar y leer de sexo ya que hacerlo "bien" no solo se aprende con la práctica, podemos informarnos de muchas formas; y compartir el conocimiento no está mal si se hace seriamente entre familiares, pareja o amigos. Es un buen tema de conversación si se tiene un interés sano de aprender, compartir experiencias y sobre todo sin morbosidad.
Un abrazo:
el acusete
Gran tema. Creo que todo es más sencillo de lo nosotros mismos imaginamos; todo no es más que el propio reflejo de lo que somos
como sociedad, la represión que arrastramos, la insatisfacción de creernos los mejores en ese aspecto, la confirmación de quién
tanto habla de ello es porque simplemente el sexo no es parte de su vida.
Lo más triste de todo, es que parece no haber más nada con qué llenar nuestro espíritu.
Sal-udo.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal