martes, abril 17, 2007

Adiós al Riquet

Todos -o la mayoría- de los porteños guardamos algún recuerdo forjado al interior del café Riquet. Cierta vez nos llevaron de niños a comer los típicos pasteles de lúcuma y merengue, junto con una leche caliente. Más grandes, concluimos en una de sus mesas una sobria celebración de cumpleaños o la buena nota de fin de año... O, simplemente, en algún invierno, nos refugiamos ahí de la lluvia o la brisa fría al calor de un café espumoso, salido de las nobles jarras que por más de 60 años han llevado hasta sus mesas los mismos garzones con su parsimonia y la nostalgia incrustadas.

Este rinconcito comenzó a existir por allá por 1931, cuando lo instalaron los inmigrantes alemanes Guillerno Splatz y Alberto Lüdemann para recrear a Europa "en otra ciudad y en otro país, sin las molestias del viaje, donde mujeres en impecables cofias y elegantes mozos, se movían ágilmente entre las mesas de roble", como rememoran las páginas dedicadas por Agustín Squella al mítico salón de té.

Hoy, a 66 años de la primera taza servida y después de guardar los ecos perdidos de Lukas, Carlos León, Neruda, Allende e incluso Pinochet, el café comienza a despedirse. El bello edificio Art Nouveau donde se encuentra fue vendido en 750 millones de pesos (como si eso valiera el patrimonio intangible !) a una inmobiliaria que lo refaccionará para convertirlo en un hotel boutique. Es decir, una de esas hospederías de ambiente familiar que en los últimos años han plastificado los cerros Alegre y Concepción de Valparaíso.

Con el simbólico certificado de defunción en mano, estas últimas semanas he aprovechado como nunca de ir al Riquet. He vuelto a instalarme en sus mesas gastadas, a pedir un espumoso cortado en esas teteras y cremeros enormes que prolongan la experiencia hasta en tres o más tazas. He vuelto a contemplar los decomurales descascarados, los viejos garzones que evocan de memoria la misma sugerencia de media mañana, la máquina de escribir que acumula polvo en la vitrina; las cucharitas de té que en sus diminutos golpes crean su propia y ligera música; las lámparas que han alumbrado las conversadas letanías de generaciones, en su registro de luces sin memoria.

Desde el café he encontrado un breve refugio para observar al Valparaíso de siempre que se cae a pedazos con trozos de mi historia personal y cede al lugar de moda, al templo snob de los que buscan una casa en los cerros para rehuir de los peores fantasmas del "nuevo rico", de los empresarios turísticos que masacran al puerto por dentro de las fachadas para convertirlo en otra Viña. El puerto de las autoridades incompetentes que lo resuelven todo por oficios y palabras de buena crianza lanzadas desde un escritorio... mientras en la calle apagan las luces para siempre el Riquet, la vieja peluquería Cubanita, el anticuario Lagazio y otros tantos lugares que poco a poco evocamos más por los libros que por su presencia en nuestros propios mapas simbólicos.

14 Comentarios:

A la/s 8:15 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Cuando yo era una niña iba con mi abuela a tomar chocolate con galletitas. Recuerdo que mis pies colgaban de la silla y se movían en un vaivén en ocasiones algo molestoso.
Cómo olvidar a los garzones que, siempre amables, amenizaban cada visita con una sonrisa o con un "regalito" para la niña.
Qué pena que termine...que los recuerdos que muchos tenemos se vean opacados por la destrucción o "remodelación" de muchos lugares sagrados que hoy dejan de serlo debido al afán de muchas autoridades de hacer de valpo una ciudad "moderna" pero, así como vamos, carente de historia.

Besos Manu...nos vemos prontito.

Muni

 
A la/s 11:02 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Hay que ver en qué lo irán dejar...dificil será mantener la familiaridad que entrega ese espacio. Quizás se esfuercen en emular el ambiente "porteño" "antiguo", pero será solo eso...otro simulacro más de ciudad. O quizás no...de aca a 50 años quizás opine diferente.

 
A la/s 12:38 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Me entra la tristeza al leer esta entrada... asi que van a cerrar El Riquet...!
recuerdo con cariño, las tardes pasadas en un rinconcito del café, deleitandome de un delicioso chocolate caliente, mientras leia algun libro que me trasladaba a otros lugares pero, los aromas y la musica del Riquet siempre me regresaban a esa atmosfera tan especial que de él derrocha...
qué lastima que lo vayan a cerrar... mis ojitos abrigan unas lagrimas, a punto de irromper... tal es la tristeza que me entra en el corazon...

un besito con cariño Manu, y por favor, ve alla a tomar una copa por mi, como para despedirme de tan encantador lugar...

 
A la/s 11:40 a. m., Blogger Gonzalo Villar Bordones dijo...

que tristísima noticia.

estoy desolado.

es como si vendieran nuestros recuerdos.

 
A la/s 2:00 p. m., Blogger smokedeyes dijo...

Y música de réquiem también para el café Bavestrello, el Jardín Punpin, la Botica Alemana y la Botica Victoria .....tb el Café Mirabel en Viña (con lamparitas y todo), el emporio Echaurren.

Aún ruego por la Librería Milán, el Bar San Carlos, la Bodega Bacigalupo, la Panadería Menta , la Sombrereía Woronoff , la Casa Peyrano.....etc

 
A la/s 4:58 p. m., Blogger Rodrigo Zavala dijo...

La gracia de esos lugares es, como dice bacalao, la "cualidad" (término arquitectónico que me ha empezado a gustar mucho, porque describe muy bien a lo que se refiere). Y, justamente, la cualidad del Riquet es tan única que da pena saber que existen posibilidades ciertas de que el "avance" de las ciudades acabe con él algún día cercano.

Lo bueno es que aún somos capaces de reconocer esas cualidades en los rincontiso especiales que siguen vagando por la ciudad. La sensibilidad (artística, emocional; especial...) que tienes -y que tenemos muchos- nos hace afortunados para poder disfrutar y seguir creando...

Me gusta mucho leerte, a pesar de que a veces no tengo tiempo. Que nunca se acabe la tinta que alimenta tu pluma, amigazo.

Te quiero mucho,

rOdRigO

 
A la/s 5:53 p. m., Blogger Introducing... dijo...

La noticia es lamentable no solo porque muchos tenian (me incluyo) recuerdos forjados -como bien dices- en ese lugar, desde tardes con olor a abuelita en los 80's hasta citas románticas... sino además porque el término del Riquet asesina aquella imagen refleja que muchos asociaban con esa esquina.
Pero no muere completamente. Recordemos que así como un hecho social es impuesto entre otras razones debido a que ha sido creado en las generaciones anteriores (como Riquet), también es cierto que será la propia sociedad la que asesine a cualquier otro café, restaurant u oficina (del ovispado?) que en su lugar se presente.
Así, no tengo duda que a pesar de la mala noticia, pasarán muchas décadas ántes de que dejemos de "juntarnos en el Riquet".
La memoria (que es consciente) podria ser más poderosa. ¿Qué creen?

 
A la/s 6:00 p. m., Blogger Violeta z dijo...

Mi primer impacto fue cuando convirtieron el Cine Valparaíso, el lugar donde ví mis primeras películas en pantalla gigante. No superé ese duelo, y nunca fui al Club Valparaíso a carretear, me parecía una falta de respeto a mis recuerdos... ha pasado tanto en Valpo... Cuando era pequeña el Cerro Alegre y Concepción, era hogar de los estratos medios, una tía y una prima vivían ahí y no era lo snob que es hoy.... debo reconocer que me gusta algo de lo que ahí contiene (y que hemos recorrido juntos), pero se ha perdido la identidad...

Con el Riquet es como si ya naturalizara estas prácticas mercantilistas, y eso, es lo que más duele...

Besos... espero verte este finde...

MZ

 
A la/s 11:42 a. m., Blogger Andreita dijo...

Difícil postear cuando te embarga una gran desolación producto del cierre de Riquet.
Lata esto de modernizarlo todo...
Espero que podamos compartir un café antes del cierre, al menos para tener una historia que contar a los hijos.

 
A la/s 8:37 p. m., Blogger Udo dijo...

Una pena cuando lugares con tanta historia son consumidos por la modernidad. En Santiago todavía quedan algunos que no han sido tocados por tan fría mano, el barrio Concha y Toro, por ejemplo.
Bueno amiguito, perdón por la demora, que estés muy bien.
Sal-udo.

 
A la/s 9:27 a. m., Blogger Gonzalo Villar Bordones dijo...

Pao me dice que sólo será remodelado.

 
A la/s 4:59 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Cuantas veces mi padre, después del dentista , ubicado en frente al café Riquet , me llevó a ese lugar, en esa época pensaba que era para hacerme pasar un grato momento, después de asistir al odontólogo, pero con los años me di cuenta que este lugar era lo que era, un Café con estilo, historia , buena mesa y prestigio.
Ahora que vive sus útimos dias no puedo quedarme ausente , en esta maravilla de blog, y escribir que realmente siento la pérdida de un lugar como este, que no solo aportó a la mayoría de sus clientes y visitantes, momentos para recordar y dar gracias a sus impulsores por habernos ofrecido algo que seguirá en las mentes de todos.
Será una pena escuchar , cuando nos pregunten por el Riquet, decir " ya no existe", espero que en su reemplazo se emplace algo que aporte a la sociedad y no ocurra como muchas construcciones, que las destinan a intereses particullares, olvidandose de los porteños , viñamarinos, quilpueínos, quillotanos..............y así de la gente toda
TALENTO

 
A la/s 2:54 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Desde Madrid.... y como olvidar mi querido Peter los aliados calientes y el café con helado y harta crema chantilli al volver de la Deusche Schule? Don Guillermo con sonrisa pícara y tu Mami controlando todo... Mucha penita me da...

 
A la/s 12:14 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

¡Sí! a todo lo escrito, si Ustedes se acuerdan tenían unos pasteles que no había en otra parte...

...mini brazos de reina rellenos con crema de lúcuma...

¡Celestiales!

Siendo mal pensado, el cierre del Riquet les vino de perilla a las pastelerías y salones de té de las inmediaciones.

 

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