La micro "O" y su fauna de actores libres
En uno de mis tantos periplos diarios de reportero, debo recorrer calles y más calles a bordo de un colectivo, una micro o el móvil de algún medio amigo. Generalmente, aprovecho estos lapsos de tiempo muerto para avanzar algunas páginas en mi libro de turno o simplemente, escribir despachos y ordenar ideas sueltas. Sin embargo, ayer debí tomar la micro 612 o más conocida como "O" (o museo, porque deja ver lo mejor de Valparaíso desde los cerros) dejé la lectura y concentré mis miradas en la amplia variedad de personajes que abordan un microbús. Tantos personajes casi circenses que quizá pasan inadvertidos en la costumbre, pero que, en conjunto, representan una puesta en escena muy representativa de esta cultura.
El primero fue el típico sapo. Con sus códigos inentendibles, estos marcadores humanos gritan sus cálculos, cuelgan de las escalas, extienden la mano por un par de monedas, y retornan a las viejas máquinas con reloj que, en teoría, deben garantizar el paso ordenado de los buses. Lo suyo es el ver la vida pasar.
No bien se bajó el "sapo", subió quizá el más reconocido de los personajes: el cantante de micro. Entonó "Luchín" de Víctor Jara y "La Exiliada del Sur" de Violeta Parra. Tenía una gruesa voz, forjada a recorridos, desafinada a ratos, y una guitarra fiel, que tocaba con fuerza. Su sombrero de vaquero cubría una entrada amenazante, flanqueada por su cabello largo, entrecano, dañado por el exceso de trabajo, desteñido de tanto sol.
Dos cuadras más arriba, un circunspecto cortaboletos desfiló como autómata asiento por asiento. Me pregunté por sus pasiones, sus locuras, su historia... mientras él pasaba, saludaba y recolectaba la indiferencia de los pasajeros, más atentos quizá a la radio que sintonizaba un programa con auditores que llamaban contando problemas amorosos... o la belleza insolente de Valparaíso cerro abajo.
Una señora muy flaca y morena abordó el imaginario proscenio para contar su historia. Su marido estaba postrado con cama con un cáncer terminal y ella estaba enferma del páncreas. Pedía una colaboración por sus hijos. Ofreció una lámina de Santa Teresa de los Andes que pocos llevaron a sus billeteras, a cambio de par de monedas. No supe bien si creerle o comprarle su historia. Me dio entre pena y desconfianza, debo admitirlo.
El vendedor de un súper juego de lápices no estuvo en este viaje, pero lo recordé de pronto de algún otro, porque caí en su trampilla y llegué casa con la "nadería", que funcionó sólo un par de horas. El "súper lápiz" traía otros de colores que regalé a mi sobrino. Luego, supe por él mismo que estaban qubradísimos por dentro. Timadores! y los tontos que caen.
Ya a la altura de la plaza Echaurren la micro se hacía insoportable de personas, que se dirigían a Playa Ancha. Una masa excluyente para más personajes. Intentaron abordar, sin éxito, dos payasos. Esos que molestan la distracción de las personas y cuentan chistes de doble sentido, sin otro elemento que picardía casi infantil. Agradecí al destino porque no pudieron subir. Hay pocas cosas que desteste más que los payasos (excepto los venecianos). Me parecen escalofriantes sus maquillajes y sus voces chillonas... pero, bueno, me estoy desviando de tema. El recorrido sigue...y ya queda poco.
Al rato llegué a destino: el cementerio. Me quedé pensando en tantas caras, silencios, discursos y prácticas. En una micro confluyen de pronto una veintena -o más- de extraños que parecen tener en común más que el mero hecho de transportarse, de compartir diversos destinos. Tal vez el cansancio, el odio por la rutina, la ansiedad por estar pronto en casa, la valoración por los espacios abiertos que dejan ver las ventanas, la sensación de ser uno más que moviliza su vida en ese sui generis escenario móvil que, diario a diario, alimenta a tantos actores -que quizá no saben que lo son- libres por la ciudad.
PD: Lástima no haberles sacado fotos a los protagonistas de esta historia (se las debo!) pero subo éstas que sacamos con Violeta en otra vuelta por la mítica micro "O".
15 Comentarios:
Mis recuerdos de la Micro O van hacia el año 2004 ,,donde junto a una amiga haciamos rutina viajar todos los sabados por la tarde desde Colón hasta el cerro carcel o muchas veces bajarnos cerquita del cerro Alegre y Concepción.
Recuerdo con especial alegria aquellos tiempos ya que junto a la buena compañia de mi amiga nos sentabamos a disfrutar de esta montaña rusa que se convertia este medio de trasporte al pasar por aquellos ondulados caminos que conforman la galeria de continuados cerros que se pueden disfrutar con un escenario gigante que era el mar.
Como no valorar esta particularidad que se hizo costumbre??...como no valorar aquellos tiempos donde muchas veces solo viajé en esta micro para ordenar un poco mis ideas???...como no valorar a este Valparaiso querido donde el dia es generalemnte una tarde constante y tambien las estaciones se mezclan y confunden durante el año.
Cariños Manuel
yO
La O debe ser una de las micros que más me gusta de Valparaíso. Aunque la hayan uniformado y numerado. Me sigue gustando que serpentee por los cerros de Valparaíso.
Me acordé de ti el otro día porque anduve en trole.
Tengo algo importante que contarte...
pero sólo te lo diré cuando me postees leru leru
Negra
ah ! yo nunca me he subido
he ido re poco a valpo
si
me gusto su post
mil
besitos*
Recuerdo una vez que invité a una amiga de Osorno a conocer Valparaìso en una "O", de las antiguas, esas todas desvencijadas, la pobre quedó tan espantada con los frenazos y carreras por los cerros, que una vez que llegamos al "plan" no podíamos zafarla del fierro donde se había aferrado..... jajajaja
buenos tiempos auquellos..............
DIEGO (DE VALPARAÍSO)
TIENES RAZÓN, LA O ES UN MUSEO AL AIRE LIBRE, PASA POR LO MEJOR DE LA CIUDAD... ALGÚN DÍA ME PODRIAS LLEVAR A DAR UNA VUELTA POR EL ZIG ZAG DE LOS CERROS DE ESE PUERTO ENCANTADOR... MUY BUENO EL BLOG COMO SIEMPRE, CON TU ESTILO TAN PROPIO Y GANADO.
SALUDOS DEL ADMIRADOR
oye, alguna vez trabaje de inspector fantasma en los troles y muchas veces he sido un Virgilio de la O.
In abrazo para ti... y ven a conopcer a Isidora.
ahahah la "O" es genial....
para un video de tele 2 hicimos la grabación del recorrido! era como fantasilandia.. pero cultural jajaj!!!
y ahora es la 602? pfff... siempre será conocida como la "O"...
yap.. cuidate!
chau!!!
ALE:)
PD: te acabo de escuchar on line.. y a la señora no le entendí ni la mitad! hahaha... pero igual me di cuenta q estaba colapsada!!! Q LATA LO Q PASÓ.... todos los años lo mismo :(
Hola Manuel,,jajaja,,no pude sustraerme a tal magno post,jajaja. Sin duda, la "O" es LA micro de Valparaíso. Si quieren llamarla Museo Cultural(redundante por cierto) o como sea da lo mismo,no deja de ser el fiel reflejo de nuestra cultura popular.Mi experiencia con ella es increiblemente sanguínea, casi viseral.Desde mi UN mes de vida que vivo en la avenida alemania a altura de ecuador, de modo que mi querida O ha marcado mi crecimiento, mis idas y vueltas del colegio al cual día a día me iba colgando(literalmente) cuesta abajo por Baquedano,llegando un esperpento con las mechas al cuete y el blazer por cualquier lado,jajaja.Así también toda mi vida ha trascurrido, los grandes alegres y tristes momentos que han sacudido nuestra familia, todos recorridos,sopesados y viajados en la mítica "O".Ni hablar de mi juventud...la llegada a la Universidad, que por cierto está en playa ancha(pero no es upla,jaja).Como alguna vez te conté soy Arquitecto, que ya por ello es un desafío casi un malabarista de mantener todo perfecto e inamovible en situaciones increiblemente estables.Bien, la O no es precisamente la locomoción que lo permita, comparto totalmente la definición de " montaña rusa", porque LO ES!!!!.Así, múltiples veces llegué con un enjambre de alambres doblados, papeles destruídos, formas ilegibles de algo que desde casa era una hermosura,jajaja(solo exagero).Sin embargo,todas esas cosas son recuerdos maravillosos,como también la gentileza de los micreros cuando ya te ubican y miran con cara de "pobre chica, en micro y con esas giganteces", te juro,,,solo falta que nos prendieran un cigarrillo,nos pidieran un deseo y ya eramos unos verdaderos Equeqos,jajaja.
Se me viene otro recuerdo chistoso,uno de mis mejores amigos es de Santiago,recuerdo qeu esperando la micro me dice..."oye Teli, cuando pasa la "cero", te juro,,lo miré con cara de PLOP!(a lo condorito), jeje,,ingenuidad y desconocimiento,mi inocente amiguito pensaba que era un número,tiempo después nos reíamos de ello,,,gracioso.
Finalmente,y pa'no latearte, hace poco fui a Playa Ancha otra vez, cosa que no hacía hace mucho, llegué mareá, con nauseas, y nuevamente un esperpento, entre ropa corrida, pelo al cuete y con cara de muerta,jajaja...bue..esa es parte de mi experiencia en mi querida "O"...compañera de vida
saludos
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Amo Valpo, aunque aveces sea una ciudad muy traicionera...tambien me gusta la O, te lleva donde quieras, lastima que ya no sea verde mar, me recuerdo bajando en una por monjas asi como en equilibrio...
lo mismo me pasa con las central placeres, " placeres" total mente reconocibles, que lata esto de quien elige lo que es patrimonio y que no...
que es patrimonial para ti???
Cuando pequeña me subía a la O armada con un limón para mitigar el mareo que me poseía, mi guata era tan frágil y a ratos era un suplicio.
Con el tiempo aprendí a valorarla, haciéndome fanática de sus recorridos. Una vez me subí embarazada! Nadie me daba el asiento, pese a que el Nico estaba a punto de nacer. Yo miraba con cara de perro a un mino que estaba muy sentado campante, y con las curvas, le pegaba en la cara con mi abultado vientre,de pronto su polola, sumida en el paisaje hasta ese mpmento, me dice: "disculpa, no me había dado cuenta" y me cedió su asiento. Retó todo el resto del camino a su desconsiderado novio, mientras yo estaba sentada exhausta con el Nico casi en la garganta... jajajajjaa ¿a alguien le habrá llamado la atención la escena?
Bellas fotos, gracias por los créditos!!!!!
Te quiero un millón de infinitas estrellas!
MZ
hermoso paseo, desde tu ojo advertido!
gracias!
un besito con mucho cariño Manu
Sonita
Inevitable no evocar las micros de Santiago con tu relato. Tus líneas eran una cinematografía diaria de ese sistema de transporte que parece de antaño, pero que solo lleva dos o tres años de retiro.
También subieron a mis recorridos Violeta Parra, Víctor Jara, y uno que otro artista que de haber sido yo un millonario, (millonario que andaba en micro), hubiese invertido en esos artistar en potencia.
En cuanto a los payasos, desde que escuché la crónica de Lemebel que contaba había payasos buenos y payasos malos, empecé a temerles, aunque debo de reconocer que me tocó prensenciar a uno que otro de mucha calidad que me sacó más de una carcajada, ¡y vaya que es difícil sacarme una carcajada de largo aliento a mí!
Bueno, me encantó tu relato, como siempre rescatando historias urbanas.
Un abrazo de oso.
Sal-udo.
Se puede observar en el interior de la puerta de la primera foto el antiguo color de la linea O que pertenecia a Verde Mar.
La maquina 150 la maneja uno de los choferes mas buena onda de Valparaiso de nombre Salvador.
Hola, me gusto mucho tu escrito, pero, en terminos de diseno, es muy dificil de leer debido al color que es casi el mismo al del color de fondo por lo cual se pierde el texto en el fondo.
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